BUENOS AIRES, 21 dic (Xinhua) -- La Navidad en Argentina es una combinación de tradiciones aportadas por la inmigración europea en un país de apenas 201 años desde su declaración de Independencia, con rituales cristianos, culto mayoritario aquí, especialmente en su vertiente católica.
Los elementos aportados por los inmigrantes europeos se manifiestan especialmente en las tradiciones culinarias, que imponen platos ricos en calorías, incluso cuando en Buenos Aires las noches de Navidad suelen venir de la mano de altas temperaturas y olas de calor.
La capital argentina, la "París de Sudámerica", para algunos, ofrece luces, guirnaldas y adornos, a los que, desde hace algunos años, ha sumado un Parque Navideño, esta vez en la Plaza Seeber, en el barrio de Palermo (norte).
Allí, entre el 8 y el 20 de este mes se dieron cita unas 110 mil personas, según datos de las autoridades locales, niños, adolescentes, grupos de amigos y familias, que se acercaron para disfrutar de juegos y para tener a mano a Papá Noel, quien recibió la tradicional carta de los más pequeños con un pedido de regalos para la noche del 24.
En diálogo con Xinhua, la socióloga Josefina De Rosa, de 34 años, explicó que "nosotros celebramos el nacimiento del niño Jesús porque somos una familia que tiene tradición católica".
"A veces, en algunas familias, eso se va diluyendo y lo que se celebra es estar juntos, tener la familia unida", indicó.
"En nuestro caso", dijo, "antes la persona que nos unía era mi abuela, que ahora ya no está con nosotros, pero se celebra su espíritu, el de haber sido una hija única que tuvo 12 hijos".
De Rosa sostuvo que "el día 24 nos reunimos casi todos sus hijos y nietos, y en algún punto la invocamos, alguien siempre hace un brindis por ella y siempre está presente".
"Celebramos el amor, la familia, el estar juntos", resumió De Rosa, que, entre los rituales de la fecha, mencionó el de "esconder los regalos para los más chicos, para que aparezcan después de las 12 de la noche; la comida que lleva cada familia, entre ellos un pan dulce casero, que prepara una de mis tías, que es sagrado porque ella cocina muy bien".
La noche del 24 de diciembre no falta en las mesas argentinas el lechón (cochinillo) asado, las ensaladas de todo tipo, generalmente de zanahorias, huevo y mayonesa, el pollo relleno y el vitel toné", una especialidad del Piamonte italiano, que requiere de carne de ternera, salsa de atún y, para algunos, un condimento sobre la base de anchoas.
Además, persiste la costumbre de ingerir comidas de climas fríos, como las frutas secas, los turrones y el pan dulce, el tradicional panettone que se consume en esta época en el norte de Italia.
Para el brindis de las 12, este año el Servicio Meteorológico Nacional ha previsto una temperatura de no más de 26 grados, a diferencia de los 35 grados del año pasado.
Julia Berti, una ingeniera química de 31 años residente en la ciudad costera de Mar del Plata, unos 400 kilómetros al sudeste de Buenos Aires, contó a Xinhua que la noche del 24 se celebra "la unión familiar".
"Navidad es juntarse en familia a comer cosas ricas, contarles a los chicos que Papá Noel les va a traer regalos y esperar las 12 de la noche con mucha expectativa para brindar y abrirlos", sostuvo.
Por su parte, Florencia Papucci, de 35 años, diseñadora gráfica, quien reside en Rosario, unos 300 kilómetros al norte de esta Capital, dijo a Xinhua que en su familia no son religiosos, pero la ocasión sirve para "pasar un momento lindo en familia".
"Hay una magia detrás de la Navidad que hace que nos sintamos más unidos y seamos más tolerables los unos con los otros. Se vive una cena especial y se espera a las 12 para brindar y abrir regalos", agregó.
En la familia de Papucci, "la noche del 24 nunca faltan las cerezas en la copa de champán, frutos secos y el pan dulce traído por mi abuela Totti".