BEIJING, 24 ene (Xinhua) -- "En el pasado mi madre se levantaba temprano para cocinar las gachas de Laba antes del amanecer, en una olla enorme de hierro sobre una estufa de leña que estoy segura que la gente joven como usted no ha visto", narra Liu Shufang durante una entrevista con Xinhua.
"Las gachas de Laba eran un recordatorio de que el Año Nuevo Lunar se aproximaba", destaca la anciana de 83 años en su departamento ubicado en el centro de Beijing.
Tradicionalmente, Laba, o el octavo día del último mes en el calendario lunar chino, es el comienzo de la temporada festiva, y ese día, como en otras muchas ocasiones alegres, los chinos lo celebran con una comida especial: las gachas de Laba.
Viene de un deseo compartido de tener una buena cosecha, la abundancia, la salud, la reunión familiar y la dulzura de una buena vida.
"No fue fácil, sin embargo, juntar ocho cereales, frijoles y frutas secas distintos para cocinar las gachas", recuerda. "Una vez hecha, la olla debe durar hasta el día 23 del mes", añade.
Este año ella no planea cocinar una olla entera. Algunos de sus hijos han ido a la isla tropical indonesia de Bali de vacaciones, y sus nietos, que ya son adultos y viven solos, están ocupados con sus familias y carreras.
"Mi nieto me ha enseñado que, con unos pocos clics en mi celular, podría hacer que me trajeran las gachas a domicilio en poco tiempo", explica Shufang mientras muestra a la periodista la aplicación de un servicio de entrega rápida de comida.
La vida que está viviendo ahora debería de parecer ciencia ficción hace unas décadas, cuando vivía en una pequeña aldea rural que ahora se ha convertido en el próspero distrito de negocios en Wangjing, al noreste de la capital.
"Ni en mis sueños más locos había imaginado cómo podría haber avanzado la tecnología y cómo ha mejorado nuestra vida", comenta la anciana riéndose entre dientes. Ella no echa de menos los días de escasez en el pueblo.
"Después de la liberación, me casé y me mudé a la ciudad. Después de la apertura y la reforma, me mudé a un departamento moderno dentro de un edificio de concreto con ascensores", rememora.
"No sé por qué la gente se queja y exige más. Para mí, la vida ha ido mejorando más y más", apunta Shufang. "Le debemos todo al Partido Comunista", subraya.
"Las gachas de Laba solo se hacían una vez al año y contenían al menos ocho tipos de granos y azúcar. El azúcar era raro por aquel entonces y no las comíamos a menudo", señala a Xinhua Bu Yuan, hija de la anciana.
Aunque Yuan nació y se crió en la ciudad, recuerda cuán difícil era la vida antes de la apertura y la reforma.
"Nosotros, que éramos gente ordinaria, apenas podíamos reunir los ocho ingredientes de las gachas, que en su mayoría eran arroz, mijo, frijoles y guisantes", destaca Yuan mientras remueve la olla hirviendo en su cocina en la víspera de Laba.
Yuan hizo las gachas este año según una receta que encontró en las redes sociales, que incluía ginkgo, rosas, semillas de coix, avellanas, almendras, tiras de melón de invierno confitadas, semillas de pino, castañas de agua, longan seco y azúcar moreno orgánico. "Un lujo, ¿eh?", comenta entre risas.
"Hace cuarenta años, unos dátiles secos en la olla serían casi simbólicos y podrían provocar una competencia feroz entre mis hermanos y yo, pero ahora, gracias a la abundancia de componentes, tengo más de ocho tipos de cereales, nueces y dulces para hacer las gachas sin tener que buscar", señala.
"Si quisiera, podría hacer gachas todos los días. Ya no es un lujo", explica la contable de 56 años. "Lo estoy haciendo hoy por el simple hecho de ... bueno, la tradición y los sentimientos", añade.
En el otro lado de la ciudad, Yongjian, el hijo de Yuan y nieto de Shufang, joven consultor financiero nacido en los años 80, pidió en línea los ingredientes que le enviarán a principios de esta semana.
"El único problema es que hay tantas empresas electrónicas que ofrecen ingredientes de las gachas de Laba o productos listos para disfrutar. Es difícil elegir", comenta.
Finalmente decidió comprar un paquete de granos variados en la tienda electrónica oficial de Wufangzhai, una "marca tradicional china" con sede en Jiaxing, en la provincia oriental de Zhejiang.
Más de 41.000 paquetes de ingredientes de gachas preempaquetados se vendieron en un solo mes, según las estadísticas de la tienda electrónica.
"El sector servicios se ha desarrollado rápidamente y nosotros, los consumidores, somos los beneficiarios de ello", asegura. "El paquete debería estar aquí en un par de días", calcula.
El vendedor le aconsejó que mantuviera en agua durante quince minutos los frijoles y los cereales, los depositara en la olla eléctrica inteligente antes de irse al trabajo e hiciera un clic en su teléfono para comenzar el proceso de cocción de forma remota y así, cuando volviera a casa, podría comerse las gachas ya preparadas.
China obtuvo un crecimiento interanual del PIB del 6,9 por ciento en 2017, el primer repunte en los últimos siete años, en medio de las reformas del lado de la oferta y la mejora general de su estructura económica.
Con un número creciente de consumidores de clase media, China podría prever un crecimiento continuo impulsado por el consumo, estimaron los expertos en una reciente conferencia sobre comercio electrónico en Guangzhou.
"Mi abuela me suele decir que debemos estar agradecidos por lo que tenemos hoy del Partido y del gobierno, que nos llevan a la vida cómoda que vivimos", apunta el nieto. "Y estoy de acuerdo", concluye.