DAVOS, Suiza, 24 ene (Xinhua) -- La contradicción principal en el desarrollo económico de China es el desequilibrio estructural resultado de que el lado de la oferta no ha evolucionado a la par que la demanda, declaró hoy un alto funcionario chino en el Foro Económico Mundial (FEM).
Este aspecto de la política económica de China necesita ser resuelto con urgencia, dijo en su discurso en el FEM Liu He, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y director de la Oficina General del Grupo Dirigente Central para Asuntos Financieros y Económicos.
Por el momento, la prioridad es reducir el exceso de capacidad donde sea necesario, disminuir el inventario en el sector de vivienda, bajar la proporción general de apalancamiento, así como los costos de forma generalizada, y fortalecer los enlaces débiles de la economía, que van desde los servicios públicos hasta la infraestructura y las instituciones.
"Con estas medidas, esperamos volver al lado de la oferta más adaptable y más innovador. Ya se han logrado ciertos avances iniciales", dijo Liu.
Desde 2016, China ha reducido la capacidad de producción de acero en más de 115 millones de toneladas, eliminado unas 140 millones de toneladas adicionales de capacidad de producción de acero de baja calidad, y reducido gradualmente la capacidad de producción de carbón en más de 500 millones de toneladas.
Aunque estas medidas han conducido a incrementos en los precios en algunos sectores, el crecimiento total de la productividad de los factores detuvo su caída y comenzó a crecer en 2016, explicó Liu.
"Los efectos secundarios positivos de nuestra reforma estructural por el lado de la oferta se están sintiendo en todo el mundo. De hecho, esta es una reforma que debemos continuar", añadió el funcionario.
Liu también explicó la necesidad del tránsito de la economía china de una fase de rápido crecimiento hacia una de desarrollo de alta calidad.
"Nuestro enfoque necesita cambiar de '¿existe lo suficiente?' a '¿es lo suficientemente bueno?'", comentó.
Esa transición, dijo, es el contexto en el cual China formula sus políticas macroeconómicas, estructurales, de reforma y sociales en los próximos años.
"El ingreso per cápita de China avanza del actual nivel de más de 8.000 dólares a 10.000 dólares e incluso más. En esta etapa de desarrollo, China necesita poner más énfasis en el mejoramiento estructural más que en la expansión de cantidad", afirmó.
A medida que China se abre más al mundo, esta transición hacia un nuevo modelo de desarrollo creará enormes oportunidades para muchas nuevas industrias.
"Esto significa oportunidades para negocios no sólo en China sino en todo el mundo", dijo el alto funcionario.
También describió algunos de los beneficios tangibles ya obtenidos.
La demanda interna de China se ha expandido con firmeza, y el consumo contribuye con 58,8 por ciento al crecimiento económico, casi cuatro puntos porcentuales más que hace cinco años.
El valor agregado del sector de servicios representa 60 por ciento del producto interno bruto (PIB), más de cinco puntos porcentuales que hace cinco años.
Y con el asentamiento de más trabajadores migrantes rurales en las ciudades, los residentes urbanos permanentes se han incrementado en más de 80 millones en los últimos cinco años, representando 58,52 por ciento de la población total, casi seis puntos porcentuales más que hace cinco años.
Por su parte, la intensidad de energía de China, una medida de consumo de energía por unidad del PIB, ha caído en 23,9 por ciento, dijo Liu.
El discurso de Liu es parte de los 400 foros, debates y reuniones que tienen lugar durante el FEM 2018, que se lleva a cabo del 23 al 26 de enero.
Con el tema "Creando un futuro compartido en un mundo fracturado", el foro de este año reúne una cantidad récord de jefes de Estado, jefes de gobierno y organizaciones internacionales junto con líderes de círculos empresariales, de la sociedad civil y académicos.