MEXICO, 3 abr (Xinhua) -- Investigadores utilizan, por primera vez en México, el "Geoslicer", tecnología de punta para determinar el peligro sísmico y por maremotos en la llamada brecha de Guerrero, sitio en el que no han ocurrido movimientos telúricos grandes desde 1911 y en donde podría suceder un sismo importante, según especialistas.
Los datos que se obtengan de este instrumento permitirán emprender acciones de prevención y mitigación de riesgos, es decir, que la gente esté preparada para enfrentar fenómenos de este tipo, que sepa qué hacer y hacia dónde evacuar, informó hoy la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un comunicado.
La herramienta contribuirá a mejorar la planeación de las ciudades y, de esta manera, se evitarán nuevas construcciones en zonas que podrían ser afectadas en el futuro por un sismo.
"El 'Geoslicer' permitirá analizar regiones cercanas a la brecha sísmica de Guerrero, donde existen referencias sobre la ocurrencia de un gran sismo en 1787, el más grande que ha habido en México", expresó la especialista en paleosismología y tectónica, del Instituto de Geografía de la UNAM, María Teresa Ramírez Herrera.
México está situado en el área conocida como Cinturón Circumpacífico o Anillo de Fuego del Pacífico, donde se concentra la mayor actividad sísmica del planeta, de acuerdo con el Sistema Geológico Mexicano.
El país latinoamericano sufrió, en septiembre del año pasado, dos fuertes terremotos que causaron más de 400 muertos y 12 millones de damnificados, según cifras oficiales.
"El 'Geoslicer' no sólo permitirá conocer la ocurrencia de sismos con magnitud mayor a 7, sino qué distancias alcanzaron las inundaciones provocadas por maremotos e, incluso, calcular las alturas máximas de las mismas", explicó Ramírez Herrera.
Asimismo, se podrá corroborar la información histórica sobre terremotos y tsunamis documentada en los últimos siglos, y conocer los paleosismos y paleotsunamis que han ocurrido en territorio mexicano antes de que hubiera registros humanos, hasta lapsos que van de los 2.500 a 3.000 años de antigüedad.
El instrumento, donado por Japón, forma parte del proyecto "Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en las costas del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres", que cuenta con el apoyo de la UNAM y de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón.