Por Noemí Galbán
LA HABANA, 28 may (Xinhua) -- Cuba es un archipiélago de poco más de 110.000 kilómetros cuadrados, situado estratégicamente en las Antillas Mayores a la entrada del Golfo de México, rodeado por el mar Caribe y el océano Atlántico.
Es una nación donde el agua, al menos la salada, nunca ha escaseado y donde hace poco se han comenzado a utilizar sus beneficios a partir de los resultados científicos obtenidos en el Instituto de Ciencias del Mar (Icimar).
Creado el 17 de febrero de 2017 mediante la fusión del Centro de Bioproductos Marinos y el Instituto de Oceanología, la novel entidad está subordinada al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Tiene como propósito impulsar las investigaciones dirigidas al aprovechamiento sostenible de los recursos del mar.
Su equipo de expertos está integrado por biólogos, químicos, ingenieros, bioquímicos, microbiólogos, oceanógrafos, geógrafos y farmacólogos.
Estos expertos se enfocan en ejecutar proyectos orientados al conocimiento de la diversidad biológica, monitoreo y pronóstico de los recursos, y procesos de la zona marina y costera.
Se enfocan también a la comercialización de servicios y productos oceanográficos, biológicos y aplicaciones biomédicas e industriales, para la solución a problemas del medio ambiente, económicos y sociales.
Lo hacen mediante la obtención de nuevos bioproductos, cuya introducción en el mercado cubano permite sustituir importaciones, preservar el medio ambiente y aportar beneficios a sectores como el médico farmacéutico y la cosmética.
En la cosmética resalta la reciente utilización del Bithal, bioproducto marino de alto valor agregado que se ha convertido en una de las principales materias primas empleadas por la industria cosmetológica en la isla.
El director del Icimar, Roberto Núñez, explicó recientemente a medios locales que el Bithal es un extracto obtenido de la angiosperma marina "Thalassia testudinum" con propiedades antioxidantes, antinflamatorias y dermogenerativas que reduce la inflamación gingival.
La explotación de esa planta marina no afecta al medio ambiente, de manera que el Bithal se ha convertido en un producto muy utilizado por la industria nacional, pues no tiene efectos tóxicos.
Está presente en la elaboración de cremas para la piel y dentales, así como champú y gel para el pelo, jabones y colutorios, entre otros productos.
"A partir de micro organismos hemos también desarrollado productos para el saneamiento ambiental, específicamente para la degradación del petróleo en ambientes contaminadores, en aguas saladas y en aguas dulces, además de suelos dañados", detalló por su parte Richard Gutiérrez, especialista del centro.
Dentro de estos productos destaca el BIOL-FC, formado por bacterias marinas no patógenas que no incluye en su formulación nutrientes, lo que garantiza un bajo costo de producción y evita la contaminación del medio ambiente.
Gutiérrez manifestó que este producto ha demostrado eficacia para el tratamiento de derrames de hidrocarburos con más del 90 por ciento de remoción tanto en bahías, playas, esteros de manglar, ríos y suelos, como en zonas de contaminación pasiva expuestas por largos períodos de tiempo.
Se ha comprobado, además, el amplio espectro degradador del BIOL-FC en diferentes tipos de petróleo, desde los más ligeros hasta los más pesados, al ser capaz de eliminar todas las fracciones presentes en el crudo en sólo 30 días en ecosistemas marinos y en 90 días en suelos contaminados.
Desde 1992, el producto se ha utilizado en el saneamiento de diferentes entornos naturales del país como derrames ocurridos en la Bahía de Matanzas (oeste), Cienfuegos (centro-sur) y La Habana.
Estos resultados han sido compartidos con otras naciones como en el caso de El Salvador, mediante el diagnóstico de la Bahía de la Unión, en el municipio de igual nombre al oriente del país centroamericano, donde acudieron expertos del Icimar.
Especialistas del centro han participado también en proyectos internacionales como la expedición científica conjunta Cuba-Estados Unidos a los arrecifes mesofóticos (en profundidades a las que apenas llega la luz) de la isla.
Tanto Núñez como Gutiérrez coincidieron en afirmar que las riquezas de los ecosistemas marinos que rodean la nación caribeña son una "fuente promisoria" en la búsqueda de bioactivos para la medicina, la industria agroalimentaria, la cosmética y otras.
Se debe a la fuente potencial de nutrientes que caracteriza dichos hábitats y a las bioactividades demostradas, como efectos analgésicos, antioxidantes, antinflamatorios, antitumorales, antibióticos, neuroactivos y tensioactivos.
Resta, no obstante, un largo camino para el Icimar en su esfuerzo por introducir y generalizar los resultados de sus investigaciones científicas.
Resulta pues más que un aporte, una necesidad que los proyectos y servicios brindados por el Icimar no sólo se desarrollen, sino que sean producidos, comercializados y replicados en un país que tiene el mar como uno de sus valores agregados aún por explotar.