Por Dr. Efrén Calvo
Beijing, 25/05/2018 (El Pueblo en Línea) - El 14 de febrero de este año (Día de la amistad en México), México y China cumplieron 46 años del establecimiento de relaciones diplomáticas. Durante este tiempo, la Cámara de Comercio de México en China (MEXCHAM) ha tenido el privilegio de saludar los 40 años de relaciones bilaterales y el reciente 45 aniversario, que coincidió con los primeros diez años de vida de la MEXCHAM.
Como empresario mexicano residente en Beijing, he participado del exitoso proceso de reforma y apertura que ha mantenido China durante 40 años. Sus resultados nacionales e internacionales son más que elocuentes si se analizan las impresionantes estadísticas económicas que se verifican en el progreso social, la reducción de la pobreza y el desarrollo que hoy disfruta la ciudadanía china, pueblo que trabaja duro y día a día -bajo la guía y ejemplo del presidente Xi Jinping- en la construcción de una sociedad modestamente próspera.
Llegados los 40 años del proceso de reforma y apertura, vale la pena realizar una reflexión crítica, constructiva y desde una perspectiva propositiva sobre el beneficio y los retos actuales de las relaciones comerciales de China con México, América Latina y el Caribe.
Desde su fundación, la MEXCHAM ha servido como plataforma catalizadora del proceso de reforma y apertura de China. Este proceso se ha experimentado desde adentro, es decir, alentado por un grupo de empresarios mexicanos residentes en China que han comprendido -desde los primeros momentos de la reforma- que el camino de desarrollo tomado por China significaría mucho para otros países y continentes. Asimismo, también supieron vislumbrar el crecimiento de China, su futura influencia y las grandes oportunidades comerciales que generaría su apertura y reforma para otras economías del orbe, que de forma complementaria y bajo la fórmula ganar-ganar también hoy forman parte integral del proceso de reformas y apertura del gigante asiático y de su nueva iniciativa global “Cinturón y Ruta”.
En este sentido, construir relaciones de confianza ha sido la primera misión de la MEXCHAM, creando oportunidades de capacitación, diálogo y relacionamiento entre los diversos grupos de académicos, empresarios, expertos y profesores universitarios con el empresariado mexicano que hace negocios en China. El objetivo de esta primera etapa, que se mantiene permanente de forma transversal a lo largo de todo el proceso histórico de la MEXCHAM, es profundizar en el conocimiento y comprensión de nuestras realidades, identificar potencialidades, entramar sinergias y construir una base sólida para las ulteriores etapas del intercambio comercial que se han sucedido hasta el presente. Gracias a este primer acercamiento, desde la MEXCHAM se fraguó un poderoso consenso sobre la importancia estratégica de la relación entre México y China y sobre la necesidad de irradiar este concepto hacia el sistema empresarial mexicano, tanto público como privado, en aras de estrechar las relaciones, acortar las distancias culturales, geográficas y trabajar más orientado al mercado, a mediano y largo plazo.
En este sentido, repasando la trayectoría bilateral de estos 40 años de reforma y apertura china, considero que el desafío actual es llegar más allá de una relación formal y burocrática. Resulta vital abrir y diversificar los canales de intercambio de información para seguir consolidando metas. En esta etapa, hay que ofrecer mayores oportunidades de crecimiento y apoyo a la pequeña y mediana empresa privada, tanto china como mexicana. Esta decisión, además de crear un sistema empresarial bilateral más interdependiente, inyecta capacidad de crecimiento en otros rubros comerciales que no han sido explotados ni vislumbrados aún, pero que existen y pueden generar riqueza para beneficio social, sobre todo en la lucha contra la pobreza rural en ambos países.
Para ello, es imprescindible ampliar el radio de acción y participación: hacer valer nuevas voces y pluralizar el ámbito institucional. En este caso, nos referimos a la comisión binacional y a las comisiones gubernamentales de alto nivel que deben generar iniciativas que insuflen contenido útil y de impacto a la relación bilateral. Logrando una renovación de enfoque y amplitud de miras, al contar con el apoyo no sólo político, sino también administrativo y financiero, se podrá perfeccionar lo que hemos construído junto a China en estos 40 años de reforma y apertura y podremos establecer una base moderna, objetiva, con propuestas transparentes que faciliten la igualdad de oportunidades y que permitan gestionar con eficiencia una relación empresarial que urge estar interconectada a todos los niveles. Para la relación estratégica integral a la que se aspira, los instrumentos de diseño y legislación de políticas comerciales desde el buró deben apoyarse más en el rigor científico, ser más constantes en el camino trazado, más coherentes en su accionar y más eficientes en el objetivo final que no es otro que tributar mayores y mejores beneficios tangibles a sectores sociales como el empresariado mexicano y chino, y por ende, a la sociedad toda y a cada ciudadano en particular. La reducción de trabas burocráticas y mecanismos de exclusión deben ser las premisas en el perfeccionamiento de nuestras instancias a fin de que mantengan sentido y definición para su verdadera razón de ser. Porque es innegable que, a pesar de la creciente y bienvenida presencia china en México que ha seguido con disciplina los pasos de su estrategia general para integrarse a América Latina, el impacto de este hecho en la realidad concreta mexicana ha podido ser más fuerte, de mejor calidad y más equilibrado.
El sistemático acercamiento de China hacia América Latina durante estos 40 años de reforma y apertura ha sido encomiable. Para garantizar este intercambio, China ha graduado miles de profesionales de idioma español en 26 universidades del país, mantiene un sistema de academias científicas y centros de estudio donde laboran investigadores chinos multidisciplinarios que conocen al detalle la región y son capaces de analizar con alta precisión los movimientos futuros en la economía política del continente. Además, China recicla la experiencia acumulada, de manera que los expertos de ayer -que son los jubilados de hoy- mantienen una estrecha vinculación con sus centros laborales, colegas internacionales y siguen orientando a las nuevas generaciones chinas. También gracias a una coherente estrategia de reforma y apertura, hoy China participa activamente en la CEPAL, el BID y en el foro CELAC. Y algo muy importarte es el diseño de los programas que mantiene con América Latina y el Caribe, entre ellos el 3X3 y el 1+3+6, por mencionar dos de ellos. Asimismo, como elemento fundacional y actualizador, desde hace algunos años ya se perfila la iniciativa “Cinturón y Ruta” para América Latina, y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura está dispuesto a financiar proyectos más allá del continente asiático.
Sin embargo, comparado con la solidez de las propuestas y prioridades comerciales chinas hacia América Latina, los países del continente –salvo Chile, Costa Rica y Perú que han firmado TCL con China- no han sido capaces de sostener en el tiempo un camino comercial de intereses concretos que ramifique y genere espeso follaje. En ese sentido, aún queda mucho por hacer desde la base de la pirámide contra la atomización y lentitud presente en muchos sectores claves del intercambio comercial.
Para avanzar, hay que seguir apoyando las organizaciones orgánicas surgidas de la base y promover la creación de nuevas (y útiles) que interconecten intereses, generen compromiso en el accionar y celeridad en los resultados.
Como empresarios residentes en China y miembros de la MEXCHAM, con pleno conocimiento de los cambios y éxitos logrados por China, como tarea primordial seguiremos ejerciendo la sintonía con estos 40 años de reforma de China y su apertura como potencia responsable.
El futuro es promisorio.
El autor es el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de México en China (MEXCHAM).