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Castillo de anciano revive fantasías de infancia en el suroeste de China

Actualizado a las 08/06/2018 - 13:58
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GUIYANG, 8 jun (Xinhua) -- Al final de un zigzagueante sendero cubierto de exuberantes eucaliptos, dos estatuas monolíticas con misteriosas máscaras guardan la entrada a un castillo de piedra cubierto de enredaderas.

"Quería construir el castillo de mis fantasías infantiles", explica Song Peilun, de 79 años. Su inspiración provino de recuerdos de desoladas ciudadelas de piedra esparcidas por las montañas y los valles de la provincia de Guizhou y que fueron abandonadas por caciques de grupos étnicos minoritarios hace siglos.

Hace 24 años, Song desechó la oportunidad de quedarse en Estados Unidos como caricaturista. En cambio, regresó a un terreno baldío en su provincia natal de Guizhou: sin salida al mar, montañosa y pobre. Allí, decidió crear un tipo diferente de arte.

Los terrenos del castillo albergan más de 300 estatuas alineadas a ambos lados de un arroyo. Se parecen a las enormes figuras humanas que hay en la Isla de Pascua. Song se inspiró en la ópera local Nuo, una tradición en la que la gente usa máscaras y danza para ahuyentar a los espíritus malignos.

Song comenta que había visto hacer estos rituales en tiempos de enfermedad o muerte. Lo había encontrado escalofriante pero encantador.

"Creí que unían a los humanos con espíritus celestiales", sostiene Song.

Gracias a la posición interior y sin salida al mar de Guizhou, muchas tradiciones locales se han conservado como eran hace siglos o milenios. Song bautizó el castillo "Yelang" por un antiguo reino que incluía lo que ahora es el oeste de Guizhou. Song apunta que le gustaría construir un reino de fantasía para transmitir la historia local.

Desde 1997, cuando comenzó el proyecto, Song ha contratado a personas de pueblos vecinos para que lo ayuden.

"Los aldeanos a menudo se burlaban de mí por preferir patrones de piedra tosca, que consideraban estéticamente repelentes", recuerda Song y añade que "hasta que un día llegó un grupo de visitantes extranjeros y expresó su admiración por el trabajo".

An Yushu, que ha vendido entradas en el sitio durante 10 años, incluso creó un género propio. Ella garabateó lo que vio en las estatuas durante el trabajo y publicó los dibujos en la taquilla. Un profesor de la Academia Central de Bellas Artes pasó por allí un día y los compró por 5.000 yuanes (unos 780 dólares).

El castillo está ubicado en un área de aproximadamente 13 hectáreas en un valle.

"A pesar de su magnitud, el castillo y las esculturas son de origen local", explica el aldeano Zhu Lang, que trabajó en el castillo desde 1997. La cerámica, los azulejos y los ladrillos utilizados y recolectados en pueblos cercanos han cobrado vida como parte de la creación de Song.

Incluso el uso de materiales reciclados y la mano de obra local no han evitado el aumento de los costos. Habiendo agotado todos sus ahorros, Song tuvo que pedir prestado tres millones de yuanes (aproximadamente 470.000 dólares) para continuar la construcción. Sin embargo, rechazó totalmente todas las ofertas de inversión.

Song añade que el castillo trata de la armonía entre los humanos y la naturaleza, ya que las 300 esculturas se han fusionado con las vides, los árboles y las montañas que hay alrededor.

"Mi trabajo está a medio hacer aquí", afirma Song, quien agrega que "la segunda mitad queda para que la naturaleza y las generaciones futuras la terminen".  

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