GUIYANG, 18 jul (Xinhua) -- Poco días después de la Fiesta del Bote del Dragón de este año, Li Qifa, un entrenador de equipos de la tradicional carrera náutica, empezó a pensar en cómo enriquecer la competición para los próximos años.
La pequeña ciudad en que vive Li, Zhenyuan, se encuentra en la provincia suroccidental china de Guizhou. Tiene más de 2.000 años de historia y goza de la reputación de "tierra de los botes del dragón".
La ciudad, pintoresca y con un rico patrimonio histórico y cultural, es muy atractiva por sus coloridas tradiciones étnicas, de las cuales la más famosa es la carrera de botes del dragón, que forma parte de las actividades de la tradicional Fiesta del Bote del Dragón, que cae el día 5 de mayo del calendario lunar todos los años.
La competición tiene una historia de más de 600 años y forma parte del patrimonio inmaterial nacional de China. Desde principios de la década de 1980 y hasta hoy se han celebrado 35 ediciones que la han convertido en un carnaval muy importante para esta antigua localidad.
La ciudad se vuelve muy animada con la carrera de barcos del dragón. Los espectadores se congregan a ambas orillas del río para verla, así como para escuchar ópera y presenciar actuaciones de danzas folcóricas.
Durante los días de fiesta, muchos lugareños que trabajan afuera vuelven a casa para reunirse con sus familias y participar en actividades relacionadas con la competición.
Li Qifa, de 48 años, nació en una familia campesina humilde y trabaja desde muy joven para ganarse la vida. "En aquella época, la ciudad era muy pobre. Muchos jóvenes no tenían dinero para casarse. Yo tampoco; no podía darle ni 2.000 yuanes (unos 300 dólares) a la familia de mi novia, como dictaba la costumbre local", recuerda.
China comenzó a abrirse al mundo exterior a finales de los años 70 del siglo pasado. De ahí en adelante, gracias a la estrategia de desarrollo de la región occidental y la estrategia de revitalización rural, Guizhou, una provincia montañosa que solía ser descrita como "un lugar sin tres días despejados, tres kilómetros de terrenos llanos ni tres centavos de plata", se ha subido al tren del crecimiento rápido.
En este contexto, Zhenyuan también aprovechó la oportunidad. Como muchas familias, la vida de la familia de Li empezó a mejorar poco a poco.
Li aprendió carpintería y ahora es experto en la construcción de edificios de estilo antiguo. El hombre gestiona con su esposa una almacén de madera, un astillero de botes del dragón y un restaurante de campo. En sus fábricas trabajan un grupo de campesinos pobres provenientes de aldeas de los alrededores.
Sus negocios funcionan bien y la vida le va mejor, pero ahora su mayor obsesión es la carrera de botes del dragón, que siempre ocupa el tiempo de sus charlas vecinales.
Hoy es una entrenador muy cualificado que enseña a manejar botes del dragón. Así creó dos equipos que capitaneó con su esposa, uno masculino y otro femenino, en la carrera de este año.
Li gastó en ambos 150.000 yuanes (21.000 dólares) que da por bien invertidos, ya que ayudaron a promocionar su tierra natal. Su mayor deseo y objetivo es, ahora, legar la tradición a las generaciones futuras.
El empresario anuncia que Zhenyuan pronto comenzará un ambicioso proyecto: celebrar cada año la carrera de botes del dragón semanal, mensual y anualmente para que los lugareños y los turistas puedan conocer y disfrutar de sus festividades tradicionales.
No son pocos los que, como Li, se apasionan por promover la cultura tradicional de la ciudad.
Wu Changying y Wang Mingju, ambas de 62 años, son campesinas que viven en la aldea de Bantan, a pocos kilómetros de Zhenyuan. Este año, el equipo que dirigen se laureó en la categoría femenina de la carrera.
"Antes vivíamos mal, pero ahora lo pasamos bien. Somos viejas, pero sentimos también la responsabilidad de hacer algo para transmitir nuestros hábitos a las nuevas generaciones", explica Mingju.
Pese a la mejor vida, la pobreza no ha desaparecido de Zhenyuan y sigue siendo uno de los desafíos más duros a los que se enfrenta el gobierno local.
En este aspecto, la gente de Zhenyuan deposita sus esperanzas en desarrollar el turismo con su rico patrimonio histórico y cultural. La Fiesta del Bote del Dragón de este año recibió más de 400.000 visitas en tres días y registró unos ingresos superiores a 400 millones de yuanes (unos 60 millones de dólares).
La lucha contra la pobreza es desde 2017 la mayor prioridad de desarrollo de la ciudad, que busca con su estrategia "turismo plus" mejorar la vida de la población.