RIO DE JANEIRO, 30 ago (Xinhua) -- Las elecciones presidenciales brasileñas deberán decidir el futuro de al menos 33.000 millones de dólares en fusiones, adquisiciones, emisión de acciones y títulos de la deuda, cuyo futuro dependerá del candidato que salga ganador en los comicios, previstos para octubre.
Según divulgó la televisión Globonews, los 33.000 millones de dólares incluyen la unión entre las aeronáuticas Boeing y Embraer, valorada en 4.800 millones de dólares y cuya aprobación depende de la autorización del Gobierno, así como la privatización de la estatal Eletrobras o varias transacciones de Petrobras, entre ellas la venta de un gasoducto valorado en 8.000 millones de dólares, todas ellas actualmente paradas.
"Hay varios factores que influyen en el cronograma de los negocios, como la volatilidad de la tasa de cambio, la incertidumbre económica o la dificultad para ver un horizonte de salida para determinados negocios claro", explicó a Xinhua el economista Bernardino da Sousa, de la consultora Certa.
Según él, "la actividad económica y de negocios debe mejorar después de las elecciones, cuando el mercado empiece a estabilizarse y dejar atrás la montaña rusa que es hoy en día, totalmente imprevisible tanto por el escenario nacional como por el internacional".
En clave nacional, el real, la moneda brasileña, acumula un descenso de más del 12 por ciento este mes, después de que las encuestas electorales apuntan a una clara victoria en primera vuelta del expresidente del país Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), actualmente preso y que no sería del agrado del mercado financiero.
El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, ya se ha manifestado contrario al acuerdo entre Boeing y Embraer, por lo que una victoria suya podría complicar las negociaciones, que están a la espera de la autorización gubernamental.
Lula, que depende de un indulto en una instancia superior para poder ser candidato a la presidencia al estar cumpliendo una condena de doce años y un mes de prisión, se opone también a reforma que los banqueros y el mercado financiero consideran claves para sanear la maltrecha economía brasileña.
Aunque la participación de Lula en los comicios es una incógnita por estar preso, su vicepresidente en la candidatura y posible sustituto si Lula finalmente no puede postularse, el exminsitro y exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, debe mantener las mismas posturas que el exmandatario.
En el otro extremo se sitúa el exgobernador de Sao Paulo (estado más rico y poblado de Brasil), Geraldo Alckmin, quien ya afirmó públicamente que ve con buenos ojos el acuerdo de Boeing y Embraer porque lo considera positivo para las empresas brasileñas.
Los sondeos, sin embargo, no le otorgan demasiados votos a Alckmin, candidato por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien aparece entre el cuarto y el quinto lugar, dependiendo de la muestra.
"Cuanto más se acerquen las elecciones y quede menos margen para un cambio en las encuestas sobre los posibles resultados, más difícil será finalizar estos negocios que están abiertos", resalta De Souza.
Para la economista Melissa Modeneze, "si no hay una previsión sobre el escenario base en el que estará el país en los próximos años es más difícil reducir la diferencia de precios entre compradores y vendedores en estos grandes negocios".
Según un estudio de Bloomberg, las fusiones anunciadas en Brasil desde el inicio del tercer trimestre cayeron un 37 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado, con un total de 4.790 millones de dólares.
Igualmente, los 32.800 millones de dólares en negocios anunciados este año, son un 4,5 por ciento inferiores a los anunciados en los primeros ocho meses del año pasado. Ello también hizo que la proporción de Brasil en los grandes negocios de fusiones y adquisiciones en América Latina cayera del 33 por ciento el año pasado al 26 por ciento este año.
"Las elecciones están totalmente indefinidas, no hay una tendencia clara por el momento y será muy difícil que las personas o las empresas tomen decisiones sobre estrategias de inversiones o desinversiones de largo plazo con poca previsibilidad", agregó Modenze.
"Gran parte de las transacciones necesita de buena voluntad del Gobierno, ya sea desde el punto de vista regulatorio o como vendedor de activos, lo que se va complicando a medida que las elecciones se aproximan", asegura la economista.
Los 33.000 millones de dólares en transacciones paradas no incluyen las licitaciones para la venta de 12 aeropuertos, cuatro vías de tren y seis carreteras que el Gobierno ya admitió que deberán hacerse el año que viene, ya con una nueva Administración, y que requerirán unas inversiones de unos 64.000 millones de reales (unos 15.600 millones de dólares).