Por Edgardo Loguercio
BRASILIA, 20 sep (Xinhua) -- Las encuestas divulgadas en los últimos días por los institutos Ibope y Datafolha confirmaron la tendencia a una polarización en la carrera presidencial brasileña entre el candidato Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL, derecha), y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
A poco más de dos semanas de la primera vuelta prevista para el 7 de octubre, Bolsonaro y Haddad son los únicos candidatos al Palacio de Planalto que muestran una trayectoria de crecimiento constante.
En la encuesta Ibope, divulgada el martes, Bolsonaro obtenía 28 por ciento de las intenciones de voto y Haddad 19 por ciento, mientras que en la de Datafolha, divulgada ese día, Bolsonaro aparece también con 28 por ciento, y Haddad con 16 por ciento.
Los electores de Bolsonaro y Haddad, además, son los más convencidos, con 75 por ciento de sus votos consolidados en ambos casos.
El otro candidato que aparece con posibilidades de disputar un lugar en la segunda vuelta es Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT, centro), que obtenía 11 y 13 por ciento respectivamente, empatando en la encuesta de Datafolha con Haddad dentro del margen de error.
Otros postulantes que tenían posibilidades en la disputa, como el ex gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), o la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, del Partido Red Sustentabilidad, sufrieron una caída que parece sacarlos de la contienda.
Alckmin quedó estancado entre 7 y 9 por ciento de las preferencias y Marina Silva bajó a entre 6 y 7 por ciento, menos de la mitad de lo que tenía al inicio de la campaña.
El escenario de polarización favorece el surgimiento del "voto útil" para uno y otro campo, con Bolsonaro atrayendo el voto antiPT y Haddad el rechazo de un sector de electorado al extremismo del ex capitán del Ejército.
El avance de Bolsonaro se combina con una gradual fuga de votos de los otros candidatos de corte conservador y liberal.
Además de los que votarían a Alckmin, pueden ir en esa dirección los votantes del ex ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, del gobernista Movimiento Democrático Brasileño (MDB); del empresario Joao Amoedo, del Partido Novo, y del ex senador Alvaro Dias, de Podemos.
Si esa tendencia se profundiza, será la primera vez que el PSDB no alcance la segunda vuelta en los últimos 25 años, lo que revela un giro del electorado desde tradicionales opciones de centro hacia posiciones más extremas.
El fenómeno llevó a diversos analistas a especular sobre la posibilidad de una victoria de Bolsonaro en la primera vuelta.
De acuerdo con la legislación brasileña, para ser electo en la primera vuelta un candidato precisa mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de los votos válidos (excluyendo blancos y nulos).
Por los números que surgen de las últimas encuestas, para que eso ocurriera Bolsonaro tendría que crecer entre 22 y 24 puntos porcentuales.
Eso significaría que el candidato del PSL tendrá que recoger más de 60 por ciento de los votos que actualmente van para los otros candidatos de centro-derecha, algo que se muestra improbable en un plazo de apenas dos semanas.
Haddad, por su parte, mantiene el ritmo de ascenso desde que su candidatura fuera confirmada el martes 11 de septiembre en reemplazo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien está preso cumpliendo una condena por corrupción.
En virtud de que Lula da Silva tenía cerca de 40 por ciento de las preferencias, la expectativa de Haddad es continuar recogiendo esa "herencia", y atraer a los votantes que se inclinan por Ciro Gomes, de perfil igualmente centroizquierdista.
El candidato del PT creció más de 10 puntos en apenas una semana, ganando adeptos en todos los grupos sociales, mientras Bolsonaro se consolida entre el electorado de mayores ingresos.
Otro fenómeno que debe ser seguido de cerca es el alto porcentaje de votos en blanco o nulos, que ascienden a 14 por ciento según Ibope y a 12 por ciento según Datafolha, y los electores indecisos suman 7 y 5 por ciento respectivamente.
Los números superan al de las tres últimas elecciones generales a esta altura de la campaña, revelando el rechazo a la clase política como consecuencia de los múltiples escándalos de corrupción y una severa crisis económica que aún no ha sido revertida.
De acuerdo con el director de Datafolha, Mauro Paulino, el análisis por segmentos indica que en gran medida el rumbo de la elección está en manos de las mujeres de bajos recursos, entre quienes Bolsonaro cuenta con el menor porcentaje de votos, pero que al mismo tiempo se mantienen indecisas.
Bolsonaro alcanza apenas 14 por ciento de las preferencias entre las mujeres pobres, que constituyen el 28 por ciento del electorado y en su mayoría son jefas de familia.
Un elemento novedoso en esta elección es la reducida influencia de la televisión y el impacto decisivo de las redes sociales, lo que se verifica en el débil desempeño de Alckmin, a pesar de contar con cerca de la mitad del tiempo gratuito de televisión gracias a haber construido una amplia coalición de centro.
En comparación con elecciones anteriores, en su conjunto, el pleito actual tiene índices de interés y cristalización del voto bajos, sugiriendo variaciones a lo largo de las próximas dos semanas en dirección a un escenario aún más polarizado.