Yakarta, Indonesia, 27/12/2018(El Pueblo en Línea) - Pese al negro historial de catástrofes naturales que arrastra Indonesia, su sistema de detección de tsunamis fue insuficiente para alertar de la ola gigantesca que se abatió el pasado sábado sobre las costas del estrecho de Sonda, entre las islas de Java y Sumatra, y que ha causado al menos 429 muertos y 154 desaparecidos, según las últimas cifras oficiales. La razón de que la tragedia que se cernía sobre esta zona pasara inadvertida radica en que el fenómeno se desencadenó esta vez a partir de un volcán, que a su vez provocó un corrimiento de tierras submarino, y no de un terremoto, que es para lo que estaba diseñado el actual método de avisos. A ello se suma la falta de fondos, los ataques vandálicos a las boyas y los fallos técnicos, según ABC.
Por todo ello las autoridades del país empezarán a instalar el próximo año una nueva red de boyas que sí sea capaz de detectar los tsunamis causados por corrimientos de tierra submarinos, según informó una agencia gubernamental. El nuevo sistema funcionaría a través de la detección del tamaño de las olas, frente al mecanismo actual, que únicamente monitorea los movimientos sísmicos, indicó al citado medio británico una portavoz de la Agencia para la Valoración y Aplicación de Tecnología, Iyan Turyana.
Con todo, hay expertos que aseguran que incluso si hubiera habido boyas cerca del volcán, el tiempo para avisar habría sido mínimo, dada la proximidad del Anak Krakatoa a la costa.
Entre tanto, los equipos de rescate continúan la penosa búsqueda de supervivientes entre los escombros en las zonas castigadas por el tsunami. Una lluvia incesante dificultaba ayer los trabajos de reconocimiento, palmo a palmo, del litoral del estrecho de Sonda. Con guantes para evitar cortes, una patrulla de oficiales de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB) levantaba uno a uno los trozos de madera y hojalata que hasta hace tres días formaban una cabaña turística en la playa Carita, en la parte noroccidental de la isla de Java.