Daryl Morey, director general de los Houston Rockets.(Foto:IC)
Tercera parte, la reacción de la NBA, del gobierno chino, de los medios de comunicación oficiales y del público
1. Daryl Morey, director general de los Houston Rockets
a.Es imposible que Daryl Morey conozca a fondo la problemática de Hong Kong. Él seguramente ha sido influenciado por los principales medios de comunicación de los países occidentales, por eso juzga de acuerdo con la corriente principal de opinión de EE.UU. En este sentido, es un repetidor de esa voz.
El hecho de que Daryl Morey abogue por la libertad es políticamente correcto en los EE.UU. y le puede ayudar a crear una imagen de defensor de la justicia.
Es probable que Daryl Morey crea en lo que expresó, incluso hasta se puede concluir que está mal informado. Es un ignorante, fruto de los reportajes selectivos que que promulgan los medios estadounidenses.
La posición de Daryl Morey apunta hacia otro país. Tomando en cuenta el resultado, esa nación ha sido ofendida. Esto es preocupante porque es un país que constituye una fuente importante de ingresos para los Houston Rockets. El deporte no es igual que la política. A no ser que esté autorizado, Daryl Morey no tiene poder ninguno para expresar su opinión política siendo empleado de un equipo, y mucho menos ponerlo en una situación económicamente comprometida.
Por falta de conocimientos sobre la realidad de China, Daryl Morey ha subestimado la reacción del pueblo chino.
Su expresión ha sido, sin dudas, una falta de respeto hacia China y una muestra de arrogancia y preocupante falta de tacto.
2. Adam Silver, presidente de la NBA
Adam Silver no entiende nada. Los dos son el eco de los medios y de los políticos de EE.UU. No entienden la posición de los chinos, tienen una percepción errónea sobre la situación de Hong Kong y han subestimado la determinación y la reacción de China.
Tomó la palabra en nombre de la NBA como organismo representativo. Eso provocó que su comentario dejara de ser personal. En esta línea, es razonable que sea tratado con más severidad.
Dado este panorama de conflicto entre China y EE.UU, la NBA se ve afectada por lo que es políticamente correcto para los EE.UU. Por eso, lo primero que ellos deben considerar es cómo satisfacer las espectativas de la sociedad estadounidense y defender su imagen dentro del país.
Como jefe de una organización empresarial, Silver eligió la peor defensa. No logró encontrar un equilibrio en el mantenimiento de las relaciones con China y la cobertura del entorno político de Estados Unido. Sus acciones no aportan nuevas incorporaciones a la NBA de seguidores chinos y únicamente dañarán su ganancia dentro del mercado del gigante asiático.
En resumen, la acción de Silver no tiene nada que ver con defender la libertad de expresión. Se trata de respeto mutuo entre diferentes países y sociedades. La relación entre la NBA y China es económica. China compra el producto y la NBA vende el servicio. China tiene todo el derecho a tomar las medidas necesarias. Y sus decisiones no penalizan ni apoyan libertad de expresión alguna.