La candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) a las elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre, Marina Silva, a quien los últimos sondeos auguran una victoria en segunda vuelta, dijo hoy que ha observado prejuicios durante su campaña electoral por su condición de evangélica.
En una entrevista televisiva, Silva, ex senadora, ex ministra de Medio Ambiente y conocida por su defensa del ecologismo y sus posturas conservadoras debido a su religión, criticó que la prensa insiste en cuestionarla sobre su posición personal en torno a asuntos polémicos para la religión, como el aborto y el matrimonio homosexual.
"Esas preguntas me las hacen a mí porque soy evangélica. Nunca vi que se las hicieran a un líder católico o a una persona que diga no tener religión", explicó Silva al ser preguntada sobre la influencia de sus creencias en sus decisiones.
Para Silva, tales cuestionamientos son una demostración de "prejuicio" contra los evangélicos en Brasil.
"La fe de cualquier persona forma parte de su vida y creo que debe ser respetada tanto cuanto a las personas que no tienen ninguna fe.
"El presidente de la República comprometido con el Estado laico tiene que defender el Estado laico", dijo la política de religión evangélica, quien pasó por un convento católico antes de ingresar a la iglesia Asamblea de Dios.
Las posiciones de la ecologista en torno a los temas religiosos han sido cuestionadas desde la semana pasada, cuando la candidata modificó el programa de Gobierno del PSB para retirar el apoyo al matrimonio homosexual y comprometerse tan solo con el apoyo a la "unión civil" de personas del mismo sexo.
En una reciente entrevista a la televisión Globo, Silva no negó que acuda a lecturas indiscriminadas de la Biblia para inspirarse cuando necesita tomar decisiones políticas, y agregó que el libro es "sin lugar a dudas una fuente de inspiración".
Silva era inicialmente la candidata a vicepresidenta de Eduardo Campos en el PSB, aunque la trágica muerte de este último en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto, la catapultó a liderar el partido para los comicios.
Según los últimos sondeos, Marina Silva y la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien aspira a la reelección, empatarían en la primera vuelta con algo más del 35 por ciento de los votos, y tendrían que disputar una segunda ronda, en la que la opositora vencería.
En la simulación para la segunda vuelta, que será necesaria ya que ningún candidato obtendría más de la mitad de los votos, Silva ganaría las elecciones con cerca del 48 por ciento de los votos y una ventaja de siete puntos porcentuales sobre Rousseff.