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Afectada por la crisis económica internacional, la economía de América Latina no pasa por su mejor momento, y parece haber puesto fin a una década de expansión, si bien en una región tan amplia y heterogénea, hay excepciones y algunos países todavía presentarán este año un significativo crecimiento económico.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el organismo regional de las Naciones Unidas, América Latina registrará este año un crecimiento medio del 2,2 por ciento, cifra inferior a la expansión del 2,5 por ciento lograda en 2013 y también menor que la que se proyectaba a comienzos de año (3,2 por ciento).
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en su último informe en octubre sus previsiones sobre la expansión de la economía latinoamericana este año al 1,3 por ciento, 0,7 puntos menos que lo calculado en julio, considerando que de cumplirse esta "decepcionante" predicción, sería la tasa más baja desde 2009 y menos de la mitad del 2,7 por ciento registrado en 2013.
El motivo de la revisión a la baja del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la región se debe a la desaceleración que viven varios de sus países, como es el caso de Brasil, que cerró el primer semestre del año en recesión técnica, así como otras importantes economías como Argentina o Venezuela, en crisis desde hace años.
La palabra "ajuste", tan lejana en la región en los tiempos de bonanza, empieza a escucharse cada vez más en algunos países, debido principalmente a la caída de los ingresos que se lograban con las materias primas.
La desaceleración que viven las principales economías del mundo, como Estados Unidos, China y las de la UE, llevó a un freno en la importación de commodities latinoamericanas como el petróleo, el carbón, el cobre o el níquel. Ante una menor demanda, los precios cayeron y las arcas de los países se resintieron por ello.
Al caer los ingresos, los gobiernos no podrán seguir con el mismo tren de gasto que traían, pues aumentaría el riesgo de caer en un desajuste fiscal, con consecuencias negativas para las economías. La opinión mayoritaria entre los economistas es que América Latina deberá "ajustarse" en 2015 y 2016.
Otro indicador que alerta sobre el mal momento económico de la región es el Indicador del Clima Económico (ICE), que trimestralmente realizan la brasileña Fundación Getúlio Vargas (FGV) junto con el Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Múnich, que cayó en octubre a su menor nivel desde julio de 2009 (80 puntos), cuando Latinoamérica sufría los primeros efectos de la crisis económica internacional.
El estudio atribuyó la caída del índice en América Latina principalmente al empeoramiento de la evaluación de México, Chile y Colombia, tres de los países que parecían a priori menos afectados por la crisis.
Según el estudio, el ambiente para los negocios ha caído gradualmente en la región desde los 95 puntos que registró en enero de este año, y se ubicó en octubre en más de 20 puntos porcentuales por debajo de la media de los últimos diez años (102 puntos).
Según la FGV, la caída fue provocada principalmente por la mala evaluación de los especialistas sobre la coyuntura económica. Así, mientras que el llamado Indice de Situación Actual (ISA) cayó desde 72 puntos en julio hasta 64 puntos en octubre, el Indice de Expectativas (IE), que ofrece una previsión para los próximos seis meses, se mantuvo estable en 96 puntos en el mismo período.
Se trata del cuarto trimestre consecutivo en que el índice de clima económico de América Latina se mantuvo en un nivel considerado como desfavorable.
La desaceleración prevista en Brasil (crecimiento de apenas el 0,3 por ciento según el FMI) afecta a muchos países de la región, pero principalmente a Argentina, su socio principal dentro del espacio del Mercosur, donde también se encuentran Uruguay, Paraguay y la recién llegada Venezuela.
La caída de los precios de las materias primas ha afectado a Argentina, especialmente en el caso de la soja, por lo que su economía debe contraerse un 1,7 por ciento este año, mientras que en Venezuela, se vive la peor situación en todo el continente: hiperinflación, problemas con la tasa de cambio y con la balanza de pagos, pérdida de las reservas internacionales y escasez de productos.
Todo ello llevó a la revista británica The Economist a calificar el país como "la economía peor administrada en el mundo". Con las mayores reservas de petróleo -más de 290.000 millones de barriles- el gobierno de Nicolás Maduro no tiene recursos para pagar sus obligaciones. La previsión del FMI es que la economía de Venezuela se contraerá un 3,0 por ciento en 2014.
El empeoramiento de la situación económica en Venezuela tiene efectos negativos en algunos países de Centroamérica y el Caribe que reciben apoyo, vía petróleo, de Caracas.
En el otro lado, Panamá, con un crecimiento del 6,6 por ciento, debe tener este año la mayor expansión de toda América, según el FMI. De hecho, en América Central se espera que el crecimiento permanezca estable alrededor del 3 por ciento este año, y que se registre una mejora para 2015, alentada por la recuperación de Estados Unidos.
A su vez, el repunte de los países desarrollados favorecerá a las economías caribeñas, más especializadas en exportaciones de servicios, debido al mejor comportamiento del sector del turismo.
México, segunda mayor economía de la región, debe ser la principal favorecida por la retomada económica estadounidense y su PIB crecerá un 2,4 por ciento este año, gracias a Estados Unidos y a que el gobierno ha pasado reformas estructurales muy importantes de energía, educación y tiene planes muy grandes en infraestructura.
En Sudamérica, Bolivia podría liderar el crecimiento con un 5,2 por ciento, seguido de Colombia, con un 4,8 por ciento, y Ecuador y Paraguay, ambas en un 4,0 por ciento. Por contra, economías sólidas en los últimos años como Perú y Chile sufrirán de una desaceleración considerable en relación a los últimos años.
El cobre, que representa cerca del 45 por ciento de las exportaciones chilenas registró una caída del 29 por ciento en sus cotizaciones en los últimos cuatro años. Tras haber crecido un 5,5 y un 4,2 por ciento en 2012 y 2013, se espera que la economía de Chile crezca apenas un 2,0 por ciento este año.
Perú, que tiene en el 54 por ciento de sus exportaciones productos básicos (principalmente cobre y oro) y tiene a China como principal socio comercial, debe expandir un PIB en un "modesto" 3,6 por ciento este año tras haber crecido a tasas del 6,6 por ciento de media en la última década.
La inflación debe permanecer estable, con una ligera subida, en toda la región (entre un 3 y un 6 por ciento de media) exceptuando los casos de Venezuela y Argentina. La pequeña subida de los precios ya se pudo ver durante el primer bimestre de 2014, cuando la inflación promedio regional acumulada en doce meses subió al 7,6 por ciento frente el 7,3 por ciento en diciembre del año pasado.
Pese a la desaceleración de la región, lo cierto es que América Latina no vive la situación crítica que vivía permanentemente décadas atrás. Muchas de las economías están en una posición más sólida, los países políticamente son más estables y tienen mayores reservas internacionales, lo que les proporciona un colchón de seguridad, aunque como en todo vecindario, hay que reconocer que algunos países se desordenan más que otros, y es a ellos a los que el ciclo a la baja les será más difícil de superar.