Los líderes del Grupo de los Siete (G7) inauguraron este jueves en la localidad japonesa de Ise su cumbre anual, que se está viendo ensombrecida por las divergencias entre sus miembros sobre la política económica a seguir y por las protestas en Okinawa contra el Ejército estadounidense.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, invitó a los líderes a visitar el Santuario de Ise Grand para mostrarles lo que él llama el origen de la cultura de Japón. Sin embargo, algunos comentaristas opinaron que la agenda violó el principio constitucional de separación entre política y religión.
Abe es acusado de revivir el sintoísmo estatal, la ideología oficial del Japón imperial entre 1868 y 1945, desde que asumió del cargo a finales de 2012. El revisionismo histórico del premier también está enraizado en la ideología.
De acuerdo con los documentos emitidos antes de la cumbre, los líderes del G7 discutirán vías para impulsar la economía global, luchar contra el terrorismo y afrontar el cambio climático y los problemas energéticos. Publicarán un comunicado tras su reunión de dos días.
Sin embargo, respecto a la economía, no se espera que los miembros del G7 acuerden aumentar el gasto público para estimular el incremento económico debido a la precaución de Alemania sobre la disciplina financiera. Los ministros de Finanzas y los responsables de los bancos centrales del G7 fueron incapaces de limar sus diferencias políticas en una reunión en Sendai, antes de la cumbre de los líderes.