Por Pau Ramírez
HOUSTON, Estados Unidos, 20 jun (Xinhua) -- Chile y Argentina, los vigentes campeón y subcampeón de la Copa América, respectivamente, caminan firmemente para repetir la final del año pasado en la Copa América Centenario, al estar a un partido de volver a verse las caras.
Chile, que empezó el torneo con una derrota precisamente contra Argentina (2-1), mostró todas sus credenciales el sábado anterior en Santa Clara, California, ante México, selección a la que humilló 7-0.
El equipo que entrena el argentino Juan Antonio Pizzi ha venido de menos a más en este torneo, y llega a la fase final dispuesto a repetir el histórico título que logró el año pasado ante su afición.
El último obstáculo antes de la final será la siempre peligrosa Colombia, liderada en el campo por los delanteros James Rodríguez y Carlos Bacca, que logró la clasificación en una fatídica tanda de penales en los cuartos de final ante Perú.
Los chilenos tendrán, sin embargo, una importante baja ante los colombianos, la del mediocampista Arturo Vidal, sancionado por acumulación de tarjetas amarillas.
No obstante, Pizzi parece haber recuperado a Eduardo Vargas, quien tras una floja temporada en el club alemán Hoffenheim se ha destapado en esta Copa América como el máximo anotador, con seis goles, cuatro de ellos ante los mexicanos.
Poco a poco, Pizzi parece recuperar a la mejor Chile, conjunto que de la mano de Jorge Sampaoli se consolidó entre las mejores selecciones del mundo, gracias a una generación de jugadores extraordinaria, con Claudio Bravo, Gary Medel, Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas y Mauricio Isla.
Tras unos primeros partidos dubitativos, "la Roja" sudamericana llega a los partidos decisivos cargado de moral y dispuesto a defender el trofeo que logró hace un año en su país.
Su obstáculo, Colombia, busca reafirmarse en la élite del fútbol sudamericano, donde apenas logró una Copa América, la que ganó en 2001 como anfitrión.
Con José Pekerman en el banquillo, el once cafetero ha recuperado un fútbol, vistoso, de toque y veloz, pero que todavía falla en las grandes citas.
Tras ser una de las revelaciones en el Mundial de Brasil de 2014, Colombia cayó en cuartos de final ante los anfitriones.
En la otra semifinal, Argentina buscará disputar su tercera final consecutiva en tres años, tras perder la del Mundial de Brasil 2014 ante Alemania y la de la Copa América de 2015 contra Chile.
Liderados por Lionel Messi y con el mejor ataque del torneo, la albiceleste espera hacer buena la frase de "la tercera es la vencida".
Messi, quien llegó al torneo con problemas físicos, apenas salió de titular en los cuartos de final ante Venezuela, y dio una lección para la satisfacción del público que fue hasta el Gillette Stadium de Boston, donde la afición pagó hasta 1.500 dólares para ver jugar al mejor jugador del mundo.
Con un gol, una asistencia y participando en otro de los cuatro goles de la albiceleste, Messi está más motivado que nunca para ganar su primer título con la selección absoluta de su país, algo que se le resiste y que es el principal argumento de sus críticos.
En la hazaña, cuenta prácticamente con el mismo equipo que disputó dos finales en los últimos dos años.
Gonzalo Higuaín, sin embargo, aparece más en forma tras ser el máximo goleador del fútbol italiano con el Napoli.
También destacan Nicolás Gaitán, Javier Mascherano, Lucas Biglia y Ever Banega, quienes cubren las espaldas al trío atacante para que sólo se concentren en ver la portería contraria.
Antes de la final, Argentina deberá superar a Estados Unidos que contará con el apoyo de su público en el NRG Stadium de Houston, en búsqueda de lo que sería una histórica final para ellos.
Los estadounidenses contarán además con dos días más de descanso que los argentinos, tras haber jugado su partido de cuartos el jueves ante Ecuador, mientras que los sudamericanos jugaron el sábado ante Venezuela.
No obstante, el técnico de la selección estadounidense, el alemán Jürgen Klinsmann, tendrá tres importantes bajas, el extremo Bobby Wood y los centrocampistas Alejandro Bedoya y Jermaine Jones, todos sanciontados por acumulación de tarjetas.
Esta situación deja a Clint Dempsey como principal referente del ataque de Estados Unidos, selección que busca una histórica final para consolidar el "soccer" como uno de los principales deportes en el país, al alza en los últimos años gracias a la población latina, el principal público en los estadios durante todo el torneo.