Efectos de los JJ.OO en la economía brasileña |
Beijing,15/08/2016 (El Pueblo en Línea) -Brasil ha hecho grandes esfuerzos como país anfitrión de los Juegos Olímpicos de 2016. Un año después de acoger la Copa del Mundo de la FIFA, estos acontecimientos son considerados como una oportunidad única para promover la inversión necesaria en infraestructura (instalaciones de transporte en particular) así como una ventana de oportunidades para mostrar la belleza de Brasil y atraer a un buen número de turistas.
Estos son los principales argumentos de los países que se disputan el honor de acoger grandes eventos deportivos.
Estos dos eventos deportivos han exigido una gran cantidad de recursos.
Como resultado, ambos eventos han contribuido a mejorar de manera sustancial los aeropuertos de las ciudades que acogen estos eventos, que no sólo incluye a Río de Janeiro, sino también otros Estados que han preparado la infraestructura necesaria.
Todo el proceso no ha estado libre de críticas. Ya sea por la magnitud de algunos estadios, o problemas específicos en el transporte local o incluso cuestiones sobre la cantidad real de dinero que se ha gastado, que se podría haber invertido en programas sociales alternativos. Esto, por supuesto, no es una particularidad brasileña, ya que este tipo de críticas se producen en todo el mundo.
Sea como fuera, la organización de la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos han recibido aplausos en la mayoría de los casos. Al menos hasta ahora. La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos fue una sorpresa positiva, en el sentido de que fue muy diferente a las anteriores en otras ciudades, sobre todo teniendo en cuenta que los organizadores tuvieron mucho menos recursos. Sin embargo, tuvo una gran acogida.
Es evidente que los cambios realizados en Río de Janeiro para la preparación de la Copa del Mundo son bastante impresionantes. En las otras ciudades, el impacto fue menos significativo, ya que muchas competiciones se realizaron en estadios anteriormente construidos. Como en otros países, la principal ciudad anfitriona mostrará el legado de los Juegos Olímpicos, como lo hace Barcelona y Beijing.
En cuanto a la economía del país, no es fácil determinar con precisión las ganancias reales de los Juegos Olímpicos.
Durante las etapas finales de preparación para los juegos, Brasil atravesaba una situación política peculiar, sin precedentes. También, como parte de los factores determinantes que han conducido a la agitación política, hay un desequilibrio fiscal y la combinación de estos dos elementos afecta inevitablemente a las expectativas económicas. Como resultado, el ritmo de la actividad económica es muy bajo.
Se cree que la situación política podría ser más clara con la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff, que ocurrirá precisamente cuando terminen los JJ.OO.
Se espera que una vez que el escenario político se estabilice, podría haber un aumento significativo de las inversiones (nacionales y extranjeras), así como mayores posibilidades para la aprobación, por parte del Congreso Nacional de Brasil, de una serie de reformas que ayuden a mejorar la situación fiscal.
Como consecuencia, los meses siguientes al final de los Juegos Olímpicos podrían ser un período de calentamiento, y no precisamente como consecuencia de los Juegos, sino debido a la mejora del entorno político y económico. Más directamente vinculado a los Juegos, se espera que la afluencia de turistas crezca a mediano plazo.
Actualmente es la principal expectativa y esperanza.
El autor es economista del Instituto de Investigación de Economía Aplicada y catedrático de la Universidad de Brasilia, Brasil.