La historia es un espejo para el futuro. Si Japón continúa mirando su pasado militarista distorsionado y encubierto por los revisionistas de derecha sin una sincera reflexión y arrepentimiento, tendrá un futuro precario en que podrían repetirse "los horrores de la guerra".
El 15 de agosto se conmemora el día de la rendición incondicional de Japón en la Segunda Guerra Mundial, poniendo fin al más mortal de los conflictos bélicos en la historia de la humanidad, en que perdieron la vida más de 70 millones de personas.
Cuando Japón conmemoró el 70º aniversario de su rendición incondicional el año pasado, el emperador japonés, Akhito, realizó una declaración sin precedentes al expresar su "profundo remordimiento" por la guerra pasada en un servicio memorial nacional. Sin embargo, el primer ministro Shinzo Abe, en un discurso seguido ampliamente, no fue capaz de pedir disculpas de manera total ni directa.
En la declaración, Abe se abstuvo de asumir la responsabilidad de la agresión de Japón en el tiempo de guerra, e intentó minimizar sus crímenes de guerra al decir que Japón trataba de "superar su punto muerto diplomático y económico a través del uso de fuerza".
Además, Abe dijo que era innecesario que los jóvenes japoneses siguieran pidiendo perdón en el futuro, exponiendo una vez más su reserva ante la historia y transmitiendo un mensaje peligroso para las generaciones más jóvenes.
Aunque prometió no repetir "los horrores de la guerra" en la ceremonia de este año, Abe tampoco se refirió a la agresión japonesa en Asia ni pidió disculpas por ello.
Los revisionistas japoneses han intentado negar y ocultar la verdadera historia de Japón en la primera mitad del siglo XX al público ya que fue realmente infame en que Japón lanzó guerras de agresión contra otras naciones y cometió numerosas atrocidades.
El Ministerio de Educación de Japón revisó en marzo pasado los libros de texto de historia de las escuelas secundarias sobre las barbaridades de Japón en la Segunda Guerra Mundial. En un pasaje sobre la Masacre de Nanjing, por ejemplo, la declaración original que el Ejército japonés "mató a muchos prisioneros y civiles" fue suavizado como que "se involucraron prisioneros y civiles" en la tragedia y "hubo víctimas mortales".
A principios de este año, el Gobierno japonés intervino una vez más en la autorización de los libros de texto de las escuelas secundarias a fin de garantizar que se mantenga su posición revisionista sobre los asuntos históricos y territoriales.
Mientras que los revisionistas japoneses se quejan por la humillación y la fatiga de pedir perdón, dejan de señalar que pedir perdón es necesario no solo en el sentido moral, sino también para demostrar la determinación de un país de tomar decisiones correctas respecto a los errores pasados y no volver a repetirlos.
Deben entender el hecho de que solo enfrentando el pasado se puede esperar un futuro realmente pacífico.
Japón ahora tiene ansia de convertirse en un "país normal". Sin embargo, al negarse a reconocer su historia y no aprender del pasado, el liderazgo de Japón conduciría al país hacia un camino peligroso, muy lejos de su meta de ser "normal".
Los ciudadanos japoneses y sus vecinos se muestran cada vez más preocupados por la dirección en que se dirige Japón, especialmente en un momento en que las leyes de seguridad recientemente promulgadas han permitido a las Fuerzas de Autodefensa del país librar guerras en ultramar y la Constitución pacifista de la posguerra también corre un grave peligro.
Al mismo tiempo, Japón, al usar la infundada "amenaza de China" como excusa, ha fortalecido sus capacidades militares, además de enturbiar las aguas en la región a través de vender sus armas a otros países y entrometerse en la disputa sobre el Mar Meridional de China.
La Caja de Pandora fue abierta incluso mucho antes cuando Japón "nacionalizó" unilateralmente las Islas Diaoyu de China en 2012, una acción que cambió el entonces "status quo" y provocó el enfriamiento de las relaciones Japón-China.
Es del interés tanto de Japón como de sus países vecinos que la antigua potencia militar reflexione de manera consciente sobre su pasado y aprenda una lección duradera y valiosa.
Mientras Japón rinde tributo a sus caídos en la guerra, incluidas las víctimas mortales del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, también es importante que Tokio reflexione sobre la verdadera causa de las vidas perdidas, y cómo evitar tragedias similares.
Japón también intenta buscar una cumbre tripartita con China y Corea del Sur, dos de sus vecinos más cercanos, así como víctimas antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Para que eso ocurra, Japón debe demostrar su sinceridad con palabras y acciones.