Los restos mortales de las cinco víctimas de la tripulación de LaMia accidentada la noche del lunes en Medellín, Colombia, arribaron hoy a Bolivia en un avión Hércules de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) para ser velados y luego enterrados.
Los cuerpos fueron recibidos en medio de mucho dolor y muestras de aprecio en terminales aéreas de las regiones bolivianas de Cobija en el departamento de Pando (norte) y Santa Cruz de la Sierra (este).
En horas de la mañana, la Fuerza Aérea Colombiana despidió los cuerpos de los tripulantes bolivianos. La nave de carga C-130 despegó del aeropuerto del municipio colombiano de Rionegro rumbo a la terminal de Cobija.
La aeronave Hércules hizo una primera escala en la capital pandina, en el aeropuerto Capitán Aníbal Arab donde se escuchó el sonido de una trompeta para anunciar la llegada desde Medellín con cinco cuerpos.
El cuerpo del fallecido piloto de la nave siniestrada, capitán Miguel Alejandro Quiroga Murakami, quien era oriundo de esa región, fue entregado a sus familiares para que le den la cristiana sepultura.
"Un piloto no muere, solo vuela más alto", esa era la frase inscrita en las camisetas de varios de los pandinos que llegaron hasta la terminal aeroportuaria para recibir los restos del piloto, que ahora serán velados en esa urbe fronteriza con Brasil.
El féretro de Quiroga fue cubierto con una bandera pandina (verde y blanco) y encima la misma camiseta que sus familiares portaban. La Policía y los Bomberos se encargaron del traslado del cuerpo del piloto.
Tras esa primera parada, continuó la travesía para llegar a Santa Cruz con los cuerpos de Sisy Arias, Romel David Vaca Flores, Ovar Goitia y Alex Quispe, parte de la tripulación del vuelo de LaMia en el que viajaba el club Chapecoense a Medellín (Colombia), donde murieron 71 personas en un accidente el lunes.
El periodista Jorge Arias, padre de Sisy, ha sido el primer doliente en bajar de este vuelo custodiado por las Fuerzas Armadas, a pedido del ministro de Defensa, Reymi Ferreira.
Los féretros estaban forrados y portaban una banda con la tricolor boliviana a su alrededor. Estos fueron depositados en vehículos en medio del dolor de los familiares. Una banda acompañó con marchas fúnebres la llegada de los cuerpos.
El viceministro de Régimen Interior, Pedro Villa, quien viajó a Colombia para coadyuvar las investigaciones, explicó que su gobierno logró romper algunos protocolos de índole legal para la repatriación de los cuerpos, lo que posibilitó que éstos puedan retornar con prontitud a Bolivia.
Luego de la recepción de los restos mortales de la tripulación en Santa Cruz se ofició una misa en honor a los bolivianos fallecidos en la Basílica Catedral de Santa Cruz.