BEIJING, 10 feb (Xinhua) -- Se ha hablado mucho esta semana de una "línea roja ecológica" en China, pero ¿de qué se trata y cómo encaja en la estrategia mediomabiental general del país?
Según unas directrices emitidas el martes por el gobierno central, China deberá delimitar como muy tarde en 2020 las zonas protegidas donde el desarrollo esté estrictamente prohibido.
En pocas palabras, es un mensaje explícito y universal que señala que el desarrollo no puede cruzar determinada línea. El desarrollo sin restricciones a costo del medio ambiente ha llegado a su fin.
Décadas de impresionante crecimiento económico han dejado al país con ríos contaminados, aire viciado y suelos tóxicos.
Es un consuelo, por lo tanto, que los principales dirigentes se comprometan a hacer frente a la degradación del medio ambiente, incluso a expensas del crecimiento económico a corto plazo.
Para lograr un desarrollo más armonioso con el medio ambiente, China se ha alejado de su obsesión por la expansión económica inigualable y se ha desplazado hacia un modelo más sostenible que valora la calidad sobre la cantidad.
Con este fin, el país ha cerrado un considerable número de fábricas altamente contaminantes, retirado los vehículos viejos de las carreteras y volcado su apoyo en el sector servicios.
Con la introducción de la línea roja ecológica, China demuestra que la guerra contra el deterioro ambiental está lejos de terminar y que se combatirá con total determinación la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales.
La voluntad de China de proteger el medio ambiente no debe ser subestimada. Los funcionarios han sido y seguirán siendo removidos de sus cargos si no protegen las 'montañas verdes y el agua potable' del país o eluden sus responsabilidades en la construcción de una 'bella China'.
En el futuro, los proyectos como la línea roja deben aplicarse adecuadamente. Por lo tanto, es urgente que el gobierno central inste a los locales a que hagan cumplir las medidas y a que apoyen la visión del gobierno.
Ya es hora de que los funcionarios locales distraídos por los datos de crecimiento abandonen esta mentalidad y cumplan sus promesas de respaldar la estrategia ambiental del país.
Como dice un refrán chino: La charla vacía daña el país, el trabajo duro hace prosperar la nación.
El pragmatismo es necesario para que China salga victoriosa de la guerra contra la degradación ambiental.