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La lección más importante: enseñar a los estudiantes a vivir

Una estudiante de primer año de la Academia Central de Arte Dramático se registra el primer día de clase en Beijing, el 24 de agosto de 2017. [Foto / IC]

Por Berlin Fang

Beijing,07/09/2017(El Pueblo en Línea)-"Enséñame a vivir, hermano". Esta línea de Colum McCann "Let the Great World Spin" debería ser una nota al pie de lo más importante en la educación de los estudiantes chinos.

Después de la alta participación en el gaokao (examen de ingreso a la universidad), los nuevos estudiantes universitarios se enfrentan a una nueva prueba: sobrevivir por su propia cuenta, lejos de los papás y las mamás. La nueva independencia puede ser una bendición o una maldición, según lo bien que los padres hayan preparado a sus hijos para esta nueva etapa. Con la emoción de nuevos comienzos, oportunidades y amigos, a algunos estudiantes les molestan tener que realizar tareas mundanas como lavar los platos, lavar la ropa o encontrar su propio horario de autobuses para viajar.

Estas tareas aparentemente insignificantes las hacían los padres, abuelos o niñeras que involuntariamente crearon un amortiguador entre los niños y la vida mientras éstos se centraban en su máxima prioridad: ingresar en la universidad. Algunos padres preocupados escoltaron a sus hijos a los campus para suavizar algunos de los bordes más ásperos de la transición, pero no pueden hacerlo para siempre. Después de que se vayan, la vida podría explotar alrededor de los estudiantes.

Los padres chinos son conocidos por centrarse singularmente en los logros académicos de los niños a costa de casi todo lo demás, incluyendo el ejercicio físico, rutinas saludables y relaciones interpersonales.

Tradicionalmente, las familias chinas, especialmente las educadas, solían enseñar a los niños habilidades para prepararse para una vida independiente. En la antigua China, a menudo se enseñaba a los jóvenes a mantener los espacios personales limpios y ordenados. "Uno no puede limpiar el mundo si no puede limpiar su propia habitación", dice un proverbio. Durante la dinastía Qing (1644-1911), el general Zeng Guofan (1811-1872), conocido por sus fuertes valores familiares, clavó en la mente de los miembros más jóvenes de su familia que debían levantarse temprano, limpiar sus habitaciones, regar las plantas y alimentar a los cerdos, tareas domésticas que los sirvientes del general podrían haber hecho. Pero Zeng se negó rotundamente a delegar esas tareas a los sirvientes para cultivar el carácter de los adolescentes y niños de la familia.

Dejar que los niños hagan las tareas del hogar, no importa cómo de ocupados estén con sus cosas, puede traer innumerables beneficios. Proporciona una ruptura muy necesaria del trabajo mental y evita que un estudiante se agote. Son como un ejercicio físico. También hace feliz a muchos. Al hacer estas tareas los niños desarrollan la ética del trabajo, y aprenden a cuidar de los demás como a sí mismos, y pensar en alternativas. Las camas sucias atraen las miradas de los compañeros de cuarto, que se enfadan y empiezan a juzgar la educación de una persona.

Al evitar que los niños hagan todo este trabajo "sin importancia" del hogar, los padres los preparan para fracasar en la vida. A menudo escucho a la gente hablando de lo mal que se comportan ciertos niños cuando son huéspedes en las casas de otros. No deje que su hijo se convierta en uno de esos niños.

Por supuesto, hacer las tareas es sólo una de las muchas lecciones que los nuevos estudiantes universitarios podrían no haber aprendido. Como los padres lo han hecho todo por ellos para que los niños se concentren tan sólo en sus estudios, muchos estudiantes no saben cómo socializar con la gente de una manera cortés y reflexiva.

Muchos piensan en sí mismos sin tener empatía con los demás. Por ejemplo, algunos llaman a la gente por teléfono muy tarde por la noche, sin tener en cuenta la hora. Una vez más, tal grosería se desarrolla debido a la falta de práctica en las relaciones interpersonales. En las áreas donde hay una falta de práctica, las instrucciones de los miembros de la familia o consejos sobre comportamiento apropiado habrían ayudado.

Sin embargo, nadie parece tener tiempo para esas cosas "pequeñas". Sin embargo, estas cosas se suman, crean círculos viciosos y a veces arruinan las relaciones y las carreras, deshaciendo los éxitos académicos con los que los padres están tan obsesionados durante los años de formación de sus hijos.

Afortunadamente, hay una brecha de cuatro años antes de que los nuevos estudiantes universitarios se gradúen y entren en el "mundo real", así que si los padres no les han enseñado los puntos más finos y no tan finos de la vida, los estudiantes universitarios deben aprenderlos antes de que sea demasiado tarde.

El autor es un experto en buenos modales, traductor literario y columnista de asuntos interculturales.