Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 7 sep (Xinhua) -- Los cubanos comenzaron a tomar medidas preventivas ante la cercanía del poderoso huracán Irma, que con categoría 5, la máxima en la escala de Saffir-Simpson, mantiene una trayectoria paralela en la costa norte de la isla, aunque sin tocar tierra.
Alimentos, agua, baterías, linternas y lámparas recargables son algunos de los artículos más demandados por la población que abarrotó los principales centros comerciales, en especial en La Habana.
"Estoy comprando lo que pueda porque nos estamos preparando para la llegada del ciclón. Estamos preparándonos con todo lo que podamos", dijo a Xinhua Marlene Pérez, una maestra jubilada que cargaba varias bolsas con alimentos al salir de un centro comercial en La Habana.
Pérez señaló que sus compras estaban destinadas no solo a su familia, sino también para ayudar a sus vecinos ante los efectos que pueda causar el eventual paso del meteoro por las cercanías de la capital de la isla.
Sin embargo, su caso no es peor que el de quienes tienen niños que tratan de garantizar la seguridad y la alimentación de los infantes.
"Tengo dos niños y hay que preparase para el ciclón y sobre todo porque algunas cosas después del ciclón se pierden y hay que aprovechar ahora", aseguró Karen Calviño, quien empujaba un pequeño carro cargado con agua, leche y galletas.
Entre quienes tratan de adquirir los bienes que consideran necesarios para resistir el paso del meteoro se aprecia un poco de ansiedad, no obstante todos están seguros del respaldo gubernamental que llega a través del sistema de Defensa Civil (DC), que cubre y protege toda la isla.
"Yo creo que este es uno de los países donde la Defensa Civil responde inmediatamente a todo", afirmó Pérez, quien consideró que en Cuba la estrategia gubernamental ha funcionado de manera eficaz en la protección de las vidas humanas.
"Si no fuera por eso, cuantas cosas hubiesen pasado aquí", añadió la veterana maestra, quien recordó el casi constante azote de huracanes a la isla.
Por su parte, Calviño destacó el hecho de que las autoridades se preparan con mucha anterioridad para la temporada ciclónica anual, que va de junio a noviembre.
"Una vez que ya identifican el huracán, enseguida todo el mundo se pone en función. De hecho el ciclón no ha pasado y ya estamos en fase de alarma, lo que demuestra que todo está bien organizado", subrayó.
Las autoridades, por intermedio de la DC, aúnan ahora esfuerzos con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas para garantizar la cobertura de las zonas afectadas tras el paso del evento climatológico.
Los damnificados en los territorios afectados serán asistidos de manera conjunta por la Defensa Civil y el PMA, quien se encarga de reunir y ubicar los alimentos en las zonas de mayor afectación, evaluadas y designadas por el gobierno cubano.
La isla cuenta con una reserva de 1.600 toneladas métricas de arroz y frijoles, colocadas previamente en tres almacenes, uno en La Habana, otro en la central ciudad de Cienfuegos, y otro en la oriental Santiago de Cuba.
Esa cifra de alimentos, proporcionada por el PMA, permite cubrir durante un mes las necesidades de 275.000 personas.
Aunque los pronósticos del habanero Instituto de Meteorología indican que el meteoro no entrará a tierra cubana, el gigantesco tamaño del fenómeno implica que sus tremendos efectos se sentirán prácticamente a lo largo de toda la isla, sobre todo en la costa norte del este y en el centro del país.
La provincia de Guantánamo, en el extremo este del país, aún no se ha recuperado del paso del huracán Matthew, en octubre de 2016, que dañó más de 40.000 viviendas.
Antes de la llegada de Matthew, las autoridades calcularon los daños de 15 intensos ciclones tropicales desde el año 2000 hasta esa fecha en 26.000 millones de dólares, 1,5 millones de viviendas afectadas y 40 fallecidos.