Por Erik Nilsson
Beijing,23/10/2017(El Pueblo en Línea)-Mientras que los niños del municipio de Yege son la primera generación que sabía leer, hace apenas unos años no podían hacerlo después del anochecer. En la zona no había luz eléctrica ni en las siete tiendas de campaña que 78 de los 137 niños nómadas de la escuela primaria llamaban sus "dormitorios" en Qumarleb, área de la meseta Qinghai-Tíbet.
Esa realidad cambió en 2011, gracias a un proyecto basado en energía solar. Más tarde, bajo la dirección del Partido Comunista de China, se creó una nueva infraestructura que llevó la red eléctrica a comunidades rurales que viven a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
He sido testigo de los cambios que se han sucedido en esta remota franja de la meseta.
En los últimos cinco años, se ha ha garantizado el continuo servicio de energía eléctrica en la zona antes mencionada, algo que parecía improbable cuando la visité por primera vez.
También se han construido nuevos dormitorios para estudiantes y maestros, una nuevo comedor, aulas, baños, una clínica, un centro de actividades, laboratorios de computación y muchas otras útiles instalaciones.
Además, le han proporcionado casas modernas a los nómadas de Qumarleb y ha pavimentado muchos caminos del municipio.
China ha demostrado que la conectividad reduce la pobreza. Por eso ha mejorado la infraestructura de transporte a un ritmo vertiginoso, con un amplio alcance y eficiencia.
El enfoque va más allá de la infraestructura en lugares como Qumarleb, donde el analfabetismo y las barreras idiomáticas han dificultado la migración de anteriores generaciones y las condiciones naturales además de severas, ofrecen pocos recursos.
La geografía y la geología se confabulan contra los medios de subsistencia en este asentamiento, donde sólo hay nieve y pasto.
Sin embargo, con el programa de capacitación profesional se responde al desafío.
Los nómadas reciben intrucción gratuita y certificada para llegar a ser mecánicos de automóviles, peluqueros o pintores de thankas tibetanas. Qumarleb es solo una de las muchas áreas subdesarrolladas donde la estrategia de mitigación de la pobreza dirigida por Xi Jinping, secretario general del PCCh, mejora la vida a través del "hardware" y el "software".
Durante la última década, he viajado regularmente a comunidades remotas y subdesarrolladas de todo el país, no solo para reportar la pobreza, sino también sus soluciones.
China tiene muchas soluciones. Los experimentos que he conocido abarcan desde nómadas étnicos mongoles que crían emú en lugar de ovejas para evitar la desertificación y aumentar los ingresos, hasta el aprovechamiento de la energía solar para aliviar la devastación de las sequías en la zona rural de Zhangjiakou.
Estas iniciativas y sus resultados son testimonios autorizados de la efectividad del modelo chino. El alivio de la pobreza, especialmente durante la última media década, es un punto culminante de los triunfos de China.
En tres décadas, el país ha sacado a más de 700 millones de personas de la pobreza extrema. Desde 2013, alrededor de 56 millones ha logrado salir del hueco, incluidos más de 12 millones en el 2016.
De hecho, la nación está sacando a las personas de la pobreza más rápido que en cualquier otro momento o lugar que la historia registre.
El presidente Xi anunció que el país eliminará completamente la pobreza extrema para 2020, una década antes que el objetivo de las Naciones Unidas de eliminar "todas las formas" de pobreza en el mundo.
El XIX Congreso Nacional del PCCh brinda la oportunidad de mejorar el perfil global del esfuerzo, reiterar la dedicación a los objetivos del 2020 y mirar más allá, en términos de abordar la pobreza relativa.
El PCCh ofrece a las zonas subdesarrolladas un futuro esperanzador.
En Qumarleb, el final del oscuro túnel de la pobreza se traduce en que los niños puedan seguir leyendo y estudiando, a pesar del atardecer.