BUENOS AIRES, 29 nov (Xinhua) -- El submarino ARA San Juan de la Armada Argentina, con 44 tripulantes a bordo, desapareció hace dos semanas en aguas del Atlántico sur y aún persiste la incertidumbre sobre su situación y el estado de los ocupantes.
Con el paso de los días, lo que al principio fue cautela y esperanza se transformó en angustia y desesperación.
El último contacto con el sumergible tuvo lugar hace hoy dos semanas, el miércoles 15 de este mes a las 07:30 hora local (10:30 GMT).
Ese mismo día se detectó una explosión en la zona por la que se trasladaba el navío, según confirmaron autoridades de Estados Unidos y de la Organización de Control de Pruebas Nucleares, con sede en Austria, que tiene una red de estaciones sísmicas hidroacústicas.
El portavoz de la Armada Argentina en Buenos Aires, Enrique Balbi, precisó el jueves pasado que se trató de un "evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear", ocurrido a las 10:31 hora local (13:31 GMT), precisamente en la zona en la que se perdió contacto con el submarino ARA San Juan, cuya última posición conocida es en la zona del golfo San Jorge, 240 millas náuticas (unos 432 kilómetros) al sudeste de la península de Valdés, en el Atlántico sur.
En su último parte a la prensa, el portavoz Balbi, quien ha negado la posibilidad de un "ataque" al submarino, dijo este martes que la búsqueda atraviesa "horas críticas y de incertidumbre. Van 13 días de búsqueda, no hemos podido detectar al submarino. La situación es incierta".
La zona de búsqueda se limitó a unos 4.000 kilómetros cuadrados, donde ocho buques trabajan en un barrido del área, con diversos dispositivos, entre ellos una sonda multihaz que sirve para trazar un mapa de todo el fondo marino, de manera multidimensional.
En el operativo de búsqueda participan buques, aeronaves, personal y equipos de Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Perú, Reino Unido, Rusia y Uruguay, además de Argentina.
Luisa Rodríguez, madre del submarinista Ricardo Alfaro, uno de los 44 tripulantes, dijo a Xinhua que mantiene la "esperanza" de encontrar a su hijo con vida.
El marino es oriundo de la provincia de San Juan (oeste de Argentina), cumplió 37 años el pasado 2 de octubre y se desempeña como suboficial segundo del navío. Está casado y tiene dos hijos. "Han habido naufragios, han habido hundimientos de submarinos en los que la gente ha estado permaneciendo debajo hasta que llegó el rescate, la ayuda", dijo su madre.
En ese marco, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, exigió una "investigación seria" de lo que ocurrió con el submarino.
"La desaparición y actualmente búsqueda nos ha conmovido a todos los argentinos. Es un momento difícil para todos, muy especialmente para los familiares de los 44 tripulantes", enfatizó el mandatario.
Macri sostuvo que la situación en torno al sumergible "va a requerir de una investigación seria, profunda, que arroje certezas de por qué ha sucedido lo que estamos presenciando, para entender cómo un submarino que se había llevado a su reparación de media vida y estaba en condiciones de navegar, sufrió aparentemente esta explosión".
El mandatario aludió a los arreglos a los que fue sometido el submarino entre diciembre de 2008 y junio de 2014 en el Complejo Industrial y Naval Argentino (Cinar).
Se trató de la denominada "reparación de media vida" del navío, un submarino tipo TR-1700 fabricado en Alemania, cuya incorporación a la Armada Argentina se efectuó en 1985.
El navío es de propulsión diésel eléctrica convencional con sistema esnórquel, concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado.