Edna Alcántara
MEXICO, 18 ene (Xinhua) -- La ruta marítima entre Manila, capital de Filipinas, y Acapulco (Guerrero, México), utilizada para embarcar plata, cacao, maíz, papas, tomate y otros productos típicos latinoamericanos con rumbo a China, también contribuyó a la expansión en Europa y Asia de la grana de cochinilla mexicana, un colorante prehispánico para teñir de rojo intenso carmesí textiles, dijo a Xinhua una experta.
Este colorante además fue uno de los predilectos para algunos lienzos de pintores desde mediados del siglo XVI hasta el XIX.
"La cochinilla fue el segundo producto más exportado, después de la plata a Europa, y también llegó a los países asiáticos por ser un producto tan versátil que alcanzó un protagonismo de la historia a nivel artístico, político, económico y social", aseguró en entrevista con Xinhua la historiadora y crítica de arte, Bárbara Anderson.
Anderson, quien además forma parte de un grupo de investigadores mexicanos y extranjeros para profundizar los conocimientos sobre la grana de cochinilla, explicó que este colorante natural era cultivado y producido en la meseta mexicana y era utilizado desde la civilización prehispánica.
No obstante, dijo que poco después de la Conquista de México, y tras el rojo intenso que producía la grana de cochinilla, captó la atención del Rey Carlos V, quien pidió al conquistador Hernán Cortés le mandara información del mismo y a partir de ahí, "todo indica empezó su envío" de la era de Nao de China, cuando Filipinas y la mayor parte de Latinoamérica eran colonias españolas.
La experta explicó que su trascendencia alcanzó a tal grado que los comerciantes pudieron llevarla hasta Turquía.
El rojo carmesí o morado intenso y duradero que brinda este colorante natural llamó la atención por lo que su demanda se disparó para ser utilizado en sedas, terciopelos y tapicería europeos, lo que a su vez, añadió la investigadora, resultó ser atractivo también para pintores e incorporarlos en el arte sacro y secular durante más de tres siglos.
Anderson forma parte de un equipo de investigadores que participaron en 2014 en un simposio, organizado por las autoridades culturales mexicanas para realizar estudios de la grana cochinilla, e incluso fue utilizada en códices prehispánicos.
Posterior a ello, se ha logrado descubrir luego de que científicos y estudiosos en el mundo de instituciones como el Metropolitan Museum of Art, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Museo del Prado, El Art Institute of Chicago y el Rijksmuseum, investigaron la identidad de los pigmentos de las grandes obras de diferentes artistas con técnicas modernas que permitieron saber que provenían de un insecto cultivado en una variedad de nopal en los estados mexicanos de Oaxaca (sur) y Tlaxcala (centro).
Anderson se encuentra ahora en Ciudad de México para hablar de estos estudios, en el marco de la exposición "Rojo mexicano. La Grana Cochinilla en el arte", que desde noviembre pasado se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
La muestra presenta 71 obras de arte de importantes artistas como Vincent Van Gogh, Renoir, Diego Velázquez, Tintoretto, Tiziano, entre otros, y que son piezas en las que científicamente se ha comprobado que se utilizaron pigmentos naturales provenientes de la grana cochinilla mexicana.
La muestra cuenta con 45 obras proveniente de 16 colecciones nacionales y 21 piezas de once acervos internacionales, misma que será acogida hasta el 4 de febrero próximo.
La muestra presenta además las facetas del cultivo de la cochinilla mexicana y sus características genéticas, las cuales le permitieron destacarse de otros pigmentos y posicionarse como uno de los predilectos de artistas europeos.
En la primera parte del recorrido, se encuentra una Papelera de Parmesano siglo XVIII con pigmentos de laca de cochinilla en colecciones mexicanas, así como un lienzo que data 300 a.C, la cual fue hecha a base de fibra de corteza de guásimo teñida con grana y otra con añil.
Otra de las joyas de esta exposición es la emblemática obra "La recámara de Van Gogh en Arlés" (1889), en la que el autor usó el pigmento de la cochinilla para producir morados pálidos en la puerta y las paredes y dar sensación de "reposo".
El nopal fue una más de las contribuciones de México al mundo, su fácil adaptación a terrenos áridos y climas secos permitió su expansión y los españoles introdujeron la cría de la grana cochinilla en Perú, en las Islas Canarias y en Guatemala. En México, la producción se concentraba principalmente en Oaxaca (sur).
De acuerdo con Anderson, la caída de producción de grana ocurrió con la aparición de tintes artificiales descubiertos en Europa a finales del siglo XIX. "El trabajo manual, laborioso y delicado de la cría del insecto bajó a finales del siglo XIX y regresa en el siglo XXI" pero ahora con el ánimo de recobrar los pigmentos naturales aunque se utilizan en la actualidad en productos comestibles y cosméticos, entre otros. Fin