MADRID, 24 ene (Xinhua) -- La voluntad política ha sido la clave para avanzar en la lucha contra la corrupción en China, en opinión del director del Observatorio de la Política China (OPCh), Xulio Ríos.
"Si hubiera que destacar un solo elemento, destacaría la voluntad política del liderazgo de poner contra las cuerdas esta lacra que tanto afecta a la credibilidad del sistema político. Sin voluntad política, por más que haya normas, de poco servirán", explicó a Xinhua en una entrevista.
El Partido Comunista de China (PCCh), afirmó, desempeña un papel esencial en la campaña contra la corrupción que se ha llevado a cabo en los últimos años a todos los niveles políticos y que le ha valido el reconocimiento de varios países.
Para Ríos, la voluntad política para combatirla se ha plasmado tanto en el perfeccionamiento del sistema de prevención e investigación como en las reglas que componen el mecanismo de supervisión.
Este mecanismo, que cada vez es más avanzado, podrá experimentar en 2018 un salto cualitativo con la nueva ley de supervisión, comentó.
Desde su punto de vista, los anuncios de las autoridades a favor de un sistema legal más garantista y del fortalecimiento de la independencia del poder judicial son buenas noticias.
A ello habría que sumar una mayor transparencia en el desempeño público, especialmente en el registro de bienes e intereses de los funcionarios y también la asunción de un código ético exigente.
"Ahí radica el problema de origen, la falta de ética de los funcionarios y de una sociedad que la consiente. Todos somos responsables de la lucha contra la corrupción", señaló.
"El mismo PCCh es a la vez sujeto de la corrupción, por su amplia presencia en las instituciones a todos los niveles del país, y de su combate, por su papel en la prevención y represión de estas actitudes", indicó Ríos.
Su papel, por tanto, es determinante y "cabe celebrar que no busque escabullir su responsabilidad sino que la asuma con decisión y valentía", aseveró.
Ríos explicó que en los últimos años, durante el mandato del presidente Xi Jinping, se consiguieron avances, pero enfatizó que "lo importante ahora es que ese impulso se traslade de la voluntad subjetiva a la norma objetiva de forma que con independencia del liderazgo, el sistema, por sí solo, sea capaz de prever y combatir estos comportamientos".
El avance normativo que impulse el PCCh en este sentido es clave para la conformación de una buena gobernanza y de un Estado de derecho con un alto nivel de exigencia ética.
En el ámbito mundial, Ríos considera que la lucha contra la corrupción tiene un impacto positivo en la sociedad internacional.
"La principal influencia positiva es la ampliación de la confianza cívica en los poderes públicos", afirmó.
"Esto afecta, en primer lugar, a los propios ciudadanos chinos pero también influye en la imagen de China a nivel internacional, cuando la actitud del liderazgo chino de plantar cara a la corrupción contrasta con la ambigüedad en el comportamiento de los gobiernos de otros países en los que el discurso va por un lado y la realidad por otra", añadió.
China ha explorado en muchos países los mecanismos de la lucha contra la corrupción y "a veces, en el exterior, la soberbia institucional impide actuar con humildad y reconocer que en más de un aspecto, en la lucha contra la corrupción, China va por delante", resaltó Ríos.
"Lo que nos dice el ejemplo chino es que la voluntad política es el elemento determinante en la lucha contra la corrupción. Donde no es ni sincera ni decidida, el problema se seguirá agravando", aseguró.
Para Ríos, hay una cosa indudable: "En la lucha contra la corrupción existe un amplio caudal para la cooperación y si se implementa adecuadamente puede beneficiar la estabilidad y la justicia social de cualquier país".
"A fin de cuentas, la eficacia en la lucha contra la corrupción aumenta la confianza en el sistema y redunda positivamente en la estabilidad. Por otra parte, los ingentes recursos que detrae la corrupción aplicados a otros fines pueden mejorar significativamente la igualdad y la justicia social", añadió.