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Nemesia, símbolo cubano de la victoria de Playa Girón

Por Raúl Menchaca

MATANZAS, Cuba, 19 abr (Xinhua) -- Nemesia Rodríguez es una de las mujeres más conocidas de Cuba, de quien los niños aprenden en las clases de Historia, mientras que los adultos la miran con veneración y respeto.

Ella es un símbolo vivo de la victoria de los inexpertos milicianos protagonistas, hace 57 años, de la primera derrota militar en América Latina de Estados Unidos, país que organizó y armó a un grupo de exiliados que invadieron a la isla el 17 de abril de 1961.

Nemesia, quien hoy tiene 71 años, nació y aún vive en el pequeño poblado de Soplillar, a unos 40 kilómetros de Playa Girón, en la Bahía de Cochinos, a 300 kilómetros de La Habana, en plena Ciénaga de Zapata, en el centro sur de Cuba.

Toda esa zona de lo que en la actualidad es el mayor humedal del Caribe fue el escenario de la invasión aprobada por el entonces presidente estadounidense, Dwight Eisenhower (1953-1961), el 17 de marzo de 1960, y asumida después por su sucesor, John F. Kennedy (1961-1963).

Hasta el triunfo de la Revolución Cubana encabezada por el fallecido presidente Fidel Castro, la Ciénaga era uno de los lugares más pobres y olvidados de Cuba, con una población casi abandonada a su suerte y que sobrevivía de la producción de carbón vegetal.

Esas condiciones de vida solo cambiaron con el gobierno de Fidel Castro, como recuerda Nemesia cuando recibe a Xinhua en su modesta casa en Soplillar, donde por doquier hay fotos del extinto líder y de su hermano Raúl Castro.

"Todo lo que han visto en la Ciénaga lo hizo la Revolución", mencionó antes de detallar las obras que incluyen desde nuevas vialidades hasta casas para los campesinos, "algo con lo que nunca soñamos".

Apenas a 1 kilómetro de la actual casa de Nemesia, hay una especie de museo que reproduce la difícil vida de los cienagueros antes de 1959, época en que prácticamente no tenían posibilidades de educación o de asistencia médica.

Como cualquier niña de 13 años, Nemesia tenía el sueño de contar con un par de zapatos blancos para recorrer Soplillar, que su madre le pudo comprar en los primeros días de abril de 1961, sin saber que en Nicaragua y Guatemala se preparaba la fuerza mercenaria que después atacaría por Playa Girón.

Al decretarse la evacuación de la población civil, la niña cargó con su mejor ropa y con los adorados zapatos, que sin tener conciencia de la gravedad de los acontecimientos, los quería "para poder pasear por Jagüey Grande", la cabecera municipal ubicada más al norte.

"El camión donde yo iba lo atacó la aviación mercenaria y mató a mi mamá, dejó paralítica a mi abuela, a mi hermano menor le dio un tiro en la pierna y en el brazo, y mi hermano mayor también fue herido", rememoró sin ocultar el dolor.

Los sobrevivientes de la familia fueron socorridos y unos días después, derrotada la invasión, un periodista y poeta cubano, Jesús Orta Ruiz, cuyo seudónimo era "El Indio Naborí", revisando los restos del camión para hacer una crónica, halló los zapatos de la niña, atravesados por las balas y manchados de sangre.

Después de contactar con Nemesia y escuchar su versión de los hechos, escribió una sentida poesía titulada "Elegía de los zapaticos blancos", que muchos consideran hoy en día como la nota más alta y humana contada sobre los sucesos de Playa Girón.

El poema se incorporó a los textos de Historia de Cuba y la sufrida Nemesia se convirtió en un símbolo de lo que salvó la Revolución de Fidel Castro con la fulminante victoria sobre los invasores.

En la actualidad, los zapatos, perforados y aún ensangrentados, son exhibidos en el Museo de Playa Girón como recordatorio a los cruentos combates librados en la zona, de los que no pudo escapar la población civil.

"Siento que contando la historia puedo ayudar a que la juventud, a que el mundo sepa lo que nos sucedió", comentó Nemesia con humildad, luego de confesar que no se considera un símbolo.

Lo cierto es que en los dos últimos Congresos del Partido Comunista de Cuba (PCC), del cual es militante, Nemesia compartió la presidencia con Fidel y Raúl Castro, e incluso hizo un vibrante y emotivo discurso para recordar la obra de la Revolución.

No fueron entonces fortuitas esas invitaciones a Nemesia, una mujer cuya vida resume la resistencia de los cubanos en el último medio siglo, que por ello se ha convertido en un símbolo vivo.