MADRID, 24 abr (Xinhua) -- La ciudad de Palma de Mallorca, situada en el archipiélago de las Islas Baleares y considerada uno de los enclaves turísticos más emblemáticos de España, prohibió hoy el alquiler de pisos a turistas para "proteger a los residentes", tras el considerable aumento de esta actividad en los últimos años, informó el Ayuntamiento de la ciudad en un comunicado.
El equipo de gobierno de la localidad tomó la decisión tras conocer varios estudios que indican que la oferta de pisos no reglados aumentó 50 por ciento entre 2015 y 2017.
La medida pretende reducir este tipo de negocio ilícito, ya que de las 20.000 plazas en pisos que se ofertaron el año pasado, únicamente 645 tenían la licencia necesaria.
De hecho, el Ayuntamiento explicó que al hacer una búsqueda en la plataforma de alquiler de pisos privados Airbnb, en la ciudad de Palma se encuentran 2.972 entradas, fruto de la demanda de los millones de turistas que visitan las islas durante todo el año.
La medida, tras pasar los filtros necesarios en el Ayuntamiento municipal, entrará en vigor en julio de este mismo año, momento en el que los viajeros únicamente podrán arrendar casas aisladas o chalés.
"La iniciativa ayudará a clarificar el techo y el equilibrio que tiene la ciudad. Esta decisión valiente marcará tendencia y será todo un referente para España y el resto de ciudades europeas", señaló el alcalde de Palma, Antoni Noguera.
El enorme interés que despierta la ciudad balear en los turistas, especialmente en los internacionales, ha provocado que el precio de los alquileres aumente considerablemente, hasta el punto de que Palma es la segunda urbe por detrás de Barcelona en la que más dinero invierten los residentes para el pago de la renta.
"Existe un paralelismo entre la evolución del fenómeno de las viviendas vacacionales y el aumento de los precios del alquiler: el alquiler turístico no es el único factor que ha hecho que los precios suban, pero es innegable que ha incidido. El incremento del precio del alquiler ha sido progresivo en los últimos años: un 40 por ciento de subida desde el 2013", remarcó el Ayuntamiento en el documento.
La institución resaltó que las estancias turísticas "afectan a la configuración y la convivencia social", y destacó que se ha constatado "un deterioro de la convivencia en los barrios debido al ruido producido por los pisos turísticos".
De hecho, indicó que las denuncias presentadas ante la Consejería de Turismo por problemas con los inquilinos han pasado, de las 42 que se registraron en 2012, a las 192 registradas el año pasado.
Tanto Palma de Mallorca como todas las Islas Baleares son considerados una de las perlas del Mar Mediterráneo por su clima, gastronomía y calidad de sus playas, por lo que atraen cada año a millones de turistas que acuden buscando una diversión que en ocasiones se sale de los límites permisibles.
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