SANTIAGO, 4 jun (Xinhua) -- El presidente chileno, Sebastián Piñera, justificó hoy su decisión de no rebajar los impuestos a las empresas, como prometió antes de acceder al poder, debido al previsible rechazo en el parlamento y la urgencia de financiar planes sociales.
"Hicimos algo que creíamos que era conveniente y que además tenía una cuota de realismo político", dijo Piñera en entrevista con una radioemisora local.
"La oposición había marcado con mucha claridad que bajo ningún punto de vista iba a apoyar una medida de esa naturaleza y, por tanto, lo que queremos hacer es buscar otros mecanismos para promover la inversión, la innovación y el emprendimiento", agregó.
El gobernante prometió en la campaña electoral rebajar los impuestos de las grandes empresas de un 27 a un 25 por ciento, lo que generó en su momento euforia en el mercado.
No obstante, la composición del Congreso, con mayoría de oposición de centroizquierda, convirtió tal posibilidad en incierta, dado su anuncio explícito de rechazo a la iniciativa.
Piñera señaló, además, al alto nivel de la deuda pública y el déficit fiscal, y las necesidades de financiamiento para responder a las demandas sociales, como otros argumentos que justificaron su decisión de mantener la tasa impositiva.
"La magnitud de las demandas y urgencias sociales, como la infancia, las pensiones, la salud, la educación, la seguridad y las reformas que tenemos que hacer, como por ejemplo modernizar nuestra infraestructura que está quedando obsoleta, son de tal magnitud, que yo pensé que no era oportuno rebajar el impuesto a las empresas y anuncié, en consecuencia, que se iba a mantener en su tasa actual del 27 por ciento", afirmó.
La iniciativa original de Piñera se basaba en la necesidad de impulsar el crecimiento de la economía, que el año 2017 registró un magro 1,7 de expansión.
Sin embargo, la mejoría en el precio y demanda de cobre, el principal producto de exportación de Chile, ha impulsado la productividad a números por sobre el 4 por ciento de crecimiento mensual.
Los impuestos se alzaron de 25 a 27 por ciento de las utilidades de las grandes empresas durante el gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), para financiar programas sociales.
Piñera ha señalado como prioridades de su administración, en términos de financiamiento, políticas a favor de la infancia y una reforma a las pensiones.