Por Juan Limachi
LIMA, 15 oct (Xinhua) -- La civilización Caral de Perú aplicó hace 5.000 años principios de física para alimentar de aire los Altares de Fuego que construían en sus centros ceremoniales, destacó la directora de la Zona Arqueológica de Caral, Ruth Shady.
"Queremos darle énfasis, este año, a lo que ha sido el avanzado conocimiento en ciencia y tecnología desde que se formó la Civilización Caral", expresó a Xinhua durante la presentación de este descubrimiento.
Este principio físico, descubierto por el físico italiano Giovanni Batista Venturi (1746-1822), funciona cuando un fluido (aire) en movimiento dentro de un conducto cerrado disminuye su presión cuando aumenta la velocidad al pasar por otro conducto menor.
De esta manera, el fuego atizaba el flujo de aire que ingresaba por unos conductos de aire subterráneo, por debajo de los hornos, donde se depositaban las ofrendas, fragmentos de cuarzo, peces, cuentas, moluscos y productos agrícolas.
Según Shady, "los Altares de Fuego" fueron lugares de cohesión social donde los habitantes de esta milenaria civilización se reunían para pagar respeto a sus dioses y también desarrollar actividades sociales.
"Se reunían las comunidades en algunos momentos, a lo largo del año, hacían determinados trabajos que comparten, como la construcción de canales, acequias, el trabajo de puquiales (manantiales) y después de trabajar hay un almuerzo compartido, danzas y ceremonias", subrayó.
Resaltó que estos altares eran puntos de reuniones que fortalecían la cohesión social; pero, además, a través de las ideologías también eran de coerción para asimilar a las poblaciones vecinas, mediante estos rituales místicos religiosos.
"La civilización Caral tiene un mensaje simbólico para los americanos", puntualizó la arqueóloga en su afán de desentrañar los misterios de esta antigua cultura peruana, considerada la más antigua de América.
Hasta el momento, el equipo encargado de investigar estas estructuras ha encontrado siete altares en las edificaciones piramidales diseminadas en el complejo arqueológico, ubicado en el Valle de Supe, a 200 kilómetros al norte de Lima.
Marco Antonio Machacuay, subdirector de Investigación de la Zona Arqueológica de Caral, detalló el mecanismo cómo estos antiguos técnicos aplicaban principios físicos para mejorar la potencia de fuego en sus altares.
"Hacen el uso de la fuerza eólica, de la mejor manera, destacan en esto", expresó el experto que ha dedicado varios años al estudio de esta civilización.
De acuerdo a Machacuay, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, esta cultura andina aplicó el principio de Venturi, con el uso de las corrientes de aire, por diversos canales de ventilación debajo de los hornos.
"Para aumentar el oxígeno, la cantidad de volumen de aire, para que la combustión se logre efectuar de manera óptima", explicó el investigador encargado de realizar los estudios de estas estructuras de fuego.
Caral tiene una antigüedad aproximada de 5.000 años y en sus edificaciones también se encontraron representaciones de técnicas de construcción antisísmicas, mediante la inserción de bolsas de piedras (shicras) en las bases de las paredes.
Estas bolsas de piedras y tierra contribuían a mitigar los efectos de los movimientos sísmicos, como se comprobaron en laboratorios científicos.
Además, dejaron plasmados en algunas de sus pirámides representaciones gráficas de un cataclismo climático que produjo hambre y desolación entre sus pobladores.
Caral cuenta con 32 edificios públicos, lugares que ahora son centro de estudio de arqueólogos peruanos y extranjeros para desentrañar los misterios de esta civilización ancestral, donde se considera que también emergió la lengua quechua, una lengua que se habla en Sudamérica.