Por Javier Ureta
MADRID, 21 oct (Xinhua) -- Más de 2.000 vacas y ovejas invadieron hoy domingo el centro de Madrid en esta 25ª edición de la Fiesta de la Trashumancia, actividad que recuerda cómo los pastores viajaban todo el año con su ganado en busca de climas más cálidos.
En el marco de su 600º aniversario, esta legendaria práctica sirve hoy en día para reivindicar la vida del mundo rural en España.
Actualmente, 9,6 de los 46,57 millones de españoles viven en el campo, cifra que representa un 20,61 por ciento de la población, en un proceso de éxodo rural que cada vez más convierte al campo español, antaño rico en recursos, en un erial.
La celebración tiene una parte sentimental debido a las razones históricas, pero también una reivindicación y un grito de socorro a toda la sociedad para que salve la vida en los pueblos, comentó en entrevista con Xinhua el pastor Iván Díaz.
"Es una fiesta, pero también una actividad ganadera y económica. De donde venimos nosotros, de Castilla y León (norte), se vive mucho de los animales. Y si no hacemos actos como este para darle visibilidad, esto se va a acabar perdiendo y el mundo rural va a desaparecer", dijo.
El proceso tradicional de la trashumancia consistía en llevar al ganado desde las frías montañas del norte, cuando llegaba el invierno, a pastos más cálidos para que los animales pudiesen alimentarse, mientras que al llegar el verano, el viaje se hacía a la inversa.
La intención del viaje de retorno era aprovechar el frescor de la montaña y el alimento que surgía tras meses de lluvias.
Sin embargo, no es el único tipo de trashumancia.
Quintanar de la Sierra es un pueblo de la provincia de Burgos (norte) que, como muchos otros de la zona, durante siglos surtió a la Corona de España de la excelente madera de la localidad.
Los carreteros del área usaban vacas y bueyes trashumantes para recorrer las cañadas reales, caminos habilitados especialmente para el transporte, y llevar la madera a los puertos donde se construían los buques que durante siglos cimentaron el dominio español en occidente.
Ambrosio Montero y su compañero Vidal Abad mantienen ahora la tradición itinerante del ganado, pero con diferentes objetivos.
"Luchamos por el mundo rural, porque no podemos permitir que se pierda una parte tan importante de nuestra historia", explicó Montero.
"Pero además hay otras causas por las que combatir. La vaca negra, una de las especies que se usaban para el transporte junto a los bueyes, está en peligro de extinción", agregó.
Esta raza de vaca, que destaca por su fuerza y resistencia, cuenta hoy en día con menos ejemplares que el lince ibérico, el animal más emblemático de la península ibérica, que cuenta con unos 500 sujetos después de estar muy cerca de desaparecer una década atrás.
"Con actos como este podemos pedir que se proteja a este animal. Además, también sirve para que le pidamos al gobierno que dedique más recursos a la protección de nuestros campos y montes", expresó Abad.
Por eso, más de un centenar de pastores pertenecientes a asociaciones de toda España comenzaron a primera hora de este domingo un paseo que cruzó las principales calles de Madrid, dejando sorprendidos a todos al ver un escenario poco habitual en la capital.
Muchos pequeños municipios del interior del país viven del ganado, que crea una riqueza que no solo se limita a factores económicos.
Con el pastoreo, los rebaños caminan decenas de kilómetros cada día, de forma que realizan un fenómeno similar a la polinización de las abejas que ayuda a mantener la biodiversidad en zonas que morirían sin este trasiego.
Sin embargo, el pastoreo y la trashumancia son formas de vida en decadencia que ponen en riesgo la supervivencia del mundo rural, como explica la veterinaria María Dolores Azor a Xinhua.
"Los jóvenes huyen de ello porque es una vida muy sacrificada. Tenemos que encontrar una forma de incentivar la vida en el mundo rural porque es indispensable para España", concluyó la doctora.