Ruan Meiyin instruye a un trabajadora en su fábrica de prendas de vestir en Ningde, provincia de Fujian. La empresaria ha ofrecido trabajo a cientos de madres necesitadas. [Foto: proporcionada a China Daily]
Por Chen Meiling
Ningde, 05/05/2019 (El Pueblo en Línea) - Ruan Meiyin, directora de la fábrica de prendas Meixiang, ubicada en Yangzhong, Ningde, provincia de Fujian, aspira a seguir ayudando a más y más madres de bajos ingresos para que puedan disfrutar de una vida mejor.
“Las madres que no tienen activos, trabajo, conocimiento o habilidades son bienvenidas a trabajar en la fábrica”, afirma la empresaria de 46 años.
A finales de marzo, Ruan asistió a una ceremonia en Beijing como una de los 100 representantes rurales que habían hecho contribuciones significativas durante el 2018 a la lucha de China contra la pobreza.
A cada empleada se le entrega una máquina de coser, que utilizarán para confeccionar una sección o una prenda de vestir. Los equipos para esquiar, para utilizar en el gimnasio y los uniformes de trabajo que son producidos por estas mujeres rurales se exportan a Europa y Estados Unidos.
"La mayoría de ellas (las trabajadoras) enfrentan serias dificultades financieras. Y no pueden ir a trabajar muy lejos, incluso siquiera salir de casa. Ellas tienen que cuidar de sus hijos, de los ancianos o de sus familiares enfermos", explica Ruan. "Lo que buscamos es garantizarles un ingreso estable."
En 2005, cuando se fundó la fábrica, sólo habían seis mujeres trabajadoras y 10 máquinas de coser. Ahora, la fábrica de Ruan se ha expandido y tiene varias ramas, cubriendo un área total de 1.100 metros cuadrados, que proporciona empleo a madres de cerca de 100 familias de bajos ingresos de cuatro aldeas. Cada una percibe un salario mensual que oscila entre 3.000 y 4.000 renminbi (de 448 a 598 dólares estadounidenses).
Por experiencia propia, Ruan entiende la dificultad de esas madres.
"Espero que más madres como yo (que encuentran difícil equilibrar el trabajo y la vida familiar) puede tener un trabajo flexible", indica, y añade que las empleadas pueden elegir entre trabajar en su casa o en la fábrica.
Ruan, nacida en una familia de agricultores de bajos ingresos, pasó una vida dura junto a sus hermanos.
Ella salío de su casa en 1994 para trabajar en una fábrica de prendas de vestir en Fuzhou, capital de la provincia de Fujian.
Con 32 años, debido a que tenía que cuidar de su madre enferma y su hijo pequeño, Ruan decidió regresar a su ciudad natal y comenzar su propio negocio.
En ese momento, Ruan y su esposo tenían alrededor de 80.000 renminbi. Aunque esa suma no era suficiente para abrir una fábrica de confecciones. Más tarde, ellos recibieron 30.000 renminbi del Proyecto Felicidad, un programa de solidaridad creado en 1995 por la Fundación para el Bienestar de China que se propuso ayudar a las mujeres que eran madres a salir de la pobreza.
Cuando Ruan estableció su negocio, muchas de las trabajadoras ni siquiera sabían cómo medir la ropa. Ruan les fue enseñando a una por una.
Con tantas irregularidades como prendas confeccionadas con tallas incorrectas, y el tiempo de entrega en contra, Ruan terminó entre la espada y la pared.
"Lloré, pero organicé las cosas a lo largo de la noche", afirma Ruan. "No soy una persona que pueda ser golpeada fácilmente por las dificultades."
Ruan recuerda que el momento más difícil que enfrentó fue cuando se quedó sin capital.
"Por alguna razón, el cliente no pagó a tiempo. Sin embargo, necesitábamos pagar los salarios de los trabajadores."
Ahora, Ruan produce ropa para empresas de Taiwán, que venden los productos en el extranjero. Su facturación mensual es de alrededor de 150.000 renminbi.
En 2013, la fábrica se convirtió en una "base de emprendimiento para madres de bajos ingresos", colaborando con el gobierno local para proporcionar a las trabajadoras un salario, estímulos durante los festivales y un bono de fin de año.
Muchas han sido las trabajadoras beneficiadas por esta iniciativa.
Yu Erqin, de 38 años, quien trabajó en la fábrica durante dos años, ingresó 10.000 renminbi para convertirse en accionista. El año pasado, ella pudo abrir su propia fábrica de prendas de vestir.
Huang Xihua, quien perdió a su marido en un accidente automovilístico y tuvo una craneotomía, afirma estar muy agradecida por la ayuda de Ruan.
"Aunque no estaba calificada, Ruan me dio la oportunidad. Estoy contenta de poder aprender y trabajar en esta fábrica", aseguró Huang.