Londres, 17/06/2019 (El Pueblo en Línea) - Fueron diez años de lucha, sufrimiento y angustia, pero al final llegó la recompensa. Para ella es un “milagro” que todavía no termina de asimilar. Después de tantas frustraciones, la británica de 35 años Laura Worsley pudo dar a luz y cumplir su sueño de ser mamá, según La Vanguardia.
Su cuerpo presentaba una condición que, sin que ella lo supiera, le impedía que sus embarazos avanzaran. Es por eso que desde 2008, cuando el clásico test le dio positivo y se ilusionó con la maternidad por primera vez, sufrió una y otra vez de abortos espontáneos.
El equipo de investigación de la profesora Siobhan Quenby y la Unidad de Investigación Biomédica en el Hospital Universitario de Coventry y Warwickshire (UHCW), la incluyeron en la investigación más importante de abortos involuntarios. Quenby descubrió que Worsley padecía el síndrome antifosfolípido, también conocido como síndrome de la sangre pegajosa, que puede causar la pérdida de embarazos constante.
En total fueron 13 abortos, hasta que los especialistas encontraron la respuesta: Worsley también tenía una segunda afección, Intervilositis Histiocítica Crónica (CHI), que hace que el cuerpo rechace el embarazo.
Los médicos le administraron esteroides para fortalecer el revestimiento de su matriz y entonces logró concebir de forma natural tras su intento número 14. Hoy, la pequeña Ivy tiene 9 meses y luce feliz y saludable, como su mamá.
No fue sencillo, Worsley recibió medicamentos para detener la coagulación de la sangre y la gestación pudo progresar. Pero a la semana 30 de gestación el parto no pudo esperar más. Los cirujanos le realizaron una cesárea de emergencia el 12 de septiembre del año pasado, y la bebé nació prematuramente pesando sólo 700 gramos.