La “Guerra del Ron”

Actualizado a las 05/09/2014 - 14:42

Palabras clave：ron,Habana Club,vino,licor,Bacardí,Cuba

La “Guerra del Ron”

Por Li Qiang

Pekín, 05/09/2014(El Pueblo en Línea)-Cuando visitan la Habana, capital de Cuba, es posible que los turistas no les apetezca fumar havanos, pero de seguro no perderán la oportunidad de saborear un buen Mojito. El bar Floridita, con el trago a “cinco centavos” que frecuentemente Hemingway disfrutaba mientras leía sentado en la barra, hoy en día está lleno de turistas de todo el mundo. A pesar de que el gobierno estadounidense no permite a sus ciudadanos ir a Cuba, cada año hay más de cien mil estadounidenses que visitan la isla a través de un tercer país. El mojito que se vendía a cinco centavos en aquel entonces, vale ahora cien veces más.

El Mojito, de invención cubana, es uno de los cocteles más famosos del mundo. Incluso se puede tomar en las medianas y pequeñas ciudades chinas. Y el ron “Habana Club” con una historia de más de cien años, es la primera opción para preparar el Mojito. Esta marca es operada conjuntamente por el gobierno cubano y el grupo francés Pernod Ricard. Se vende en más de cien países. Sin embargo, después de que en el año 1962 el ex presidente estadounidense Kennedy firmó la ley de embargo económico (que aún continúa vigente), el “Habana Club” - y todos los productos cubanos- se prohiben comercializar en los Estados Unidos

En las estanterías de los supermercados estadounidenses se encuentra una marca falsa de “Habana Club”, proveniente de la Compañía Bacardí, que se fundó igualmente en Cuba, pero se trasladó a Puerto Rico en el año 1959 después del triunfo de la Revolución. La Compañía Bacardí se ha consolidad, a nivel global, como la mayor distribuidora privada de licores del mundo.

En la telenovela estadounidense “Boardwalk Empire” hay una frase muy famosa: los distribuidores de licores se consideran vendedores del deseo. A los estadosunidenses les encanta el ron, y según las estadísticas consumen el 40% del ron de todo el mundo. Es obvio que se trata de una buena idea de marketing para la Compañía Bacardí nombrar a su producto “Habana Club”, un nombre que hace soñar a los estadounidenses, aunque este licor no se fabrique en Cuba.

Durante los últimos 20 años, alrededor del derecho de marca del “Habana Club”, el gobierno cubano y el Grupo Pernod Ricard nunca han dejado de demandar y denunciar contra la Compañía Bacardí. Se han celebrado juicios en los Estados Unidos, en la Unión Europea, y al final el caso llegó a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este litigio, casi provocó una guerra comercial entre los Estados Unidos y la UE. El diferendo es un caso de estudio en el sector del derecho intelectual.

El conflicto por el “Habana Club” en cierto sentido, ha transpasado el ámbito comercial para convertirse en un campo de lucha entre Cuba y los Estados Unidos. Hernando Calvo, periodista e investigador colombiano reveló en su libro titulado “Bacardí, una guerra oculta” que las organizaciones anticomunistas de los exiliados cubanos en Miami y la cruzada de los mercenarios en la invasión de Bahía de Cochinos, fueron financiadas por la Compañía Bacardí. También refiere que el director de la empresa Bacardí compró un bombardero con la intención de bombardear las instalaciones de refinación de Cuba.

Aprovechando su influencia en el círculo económico y político de los Estados Unidos, la Compañía Bacardí convenció al Congreso para instrumentar el artículo no. 211, llamado el “Acto Bacardí”, con el objetivo de limitar en los Estados Unidos el registro por empresas extranjeras de la marca de ron “Habana Club”. La Ley Helms-Burton también estaba muy estrechamente vinculada, por las influencias del grupo de abogados de Bacardí.

Hace más de diez años la OMC sentenció como inválido el “Acto Bacardí", pero la Compañía Bacardí sigue vendiendo la marca, pese a las protestas de Cuba y la UE. Cabe reflexionar sobre las razones ocultadas de esta decisión. Una empresa comercial, ¿por qué tiene tanto poder que logra persuadir y movilizar a las fuerzas políticas? Actualmente, cuando la globalización económica y la liberalización comercial han logrado consenso, la complicidad entre los capitales y el poder para la confrontación ideológica pueden hasta desobedecer una sentencia internacional. Esta realidad es un problema que vale la pena reflexionar.