Japón usa el sistema estadounidense THAAD para su estrategia nacional |
Por Xu Chuanbo
Beijing, 15/08/2016(Pueblo en Línea)-La emisora nacional japonesa NHK informó la semana pasada que el país está promoviendo activamente la adopción del sistema antimisiles estadounidense Terminal de Alta Altitud para Defensa de Área (THAAD, por sus siglas en inglés). De hecho, es muy probable que Japón se convierta en el segundo país de Asia oriental, después de Corea del Sur, que acepte desplegar el estadounidense THAAD en su territorio soberano.
Según la investigación, la capacidad de combate real del sistema THAAD es dudosa. Sin embargo, el gobierno japonés sigue considerando su despliegue en suelo nipón, a pesar de la firme objección al sistema THAAD enunciada por China y Rusia.
La decisión japonesa, aparentemente dirigida a la defensa contra los misiles de Corea del Norte, lo que busca es potenciar un eventual cambio en la Constitución Pacifista de postguerra.
El gobierno del primer ministro japonés Shinzo Abe ha estado tratando de abrir una revisión de la Carta Magna vigente desde la postguerra, especialmente acerca del artículo 9, donde Japón renuncia a la guerra y prohíbe enviar su ejército al extranjero. Sin embargo, esta neobeligerante actitud de Abe se ha enfrentado a una enorme presión social, y por consiguiente al deterioro del apoyo dentro del país.
Con el despliegue del sistema THAAD, Japón estaría provocando a China y a Corea del Norte con el fin de intensificar la tensa situación en el noreste de Asia y ganar apoyo público. Además, Japón pone encima de la mesa su decisión, a contracorriente de China, para encender el nacionalismo entre las fuerzas de derecha de Japón y fomentar el odio nacional contra China. Esto ayudará a Shinzo Abe a obtener nuevos apoyos para su prevista y anhelada revisión constitucional. La asistencia de fuerzas externas, tales como los EE.UU., ayudarán a Japón en este sentido. La implementación del sistema THAAD mejorará la alianza entre Tokío y Washington. Entonces, Abe puede utilizar la influencia política y militar estadounidense para lograr su objetivo de revisar la Constitución Pacifista.
Asimismo, una mayor fuerza militar de Japón dentro del despliegue estadounidense en el Este de Asia logrará minimizar la duda de Estados Unidos con respecto a la citada revisión. En este sentido, el despliegue del sistema THAAD en Japón es una jugada más importante en lo político que en lo militar.
Japón consideraba implementar el sistema THAAD para el 2018, después de concluir su Plan Quinquenal, a mitad del período de defensa. Entonces... ¿por qué tanta impaciencia y premura?
En la actualidad, la campaña electoral presidencial de Estados Unidos está en marcha. El candidato republicano Donald Trump ha realizado comentarios poco favorables al despliegue estadounidense en Asia oriental e incluso ha amenazado con retirar las fuerzas armadas de Japón. Por lo tanto, si Trump es elegido como inquilino de la Casa Blanca, Abe tendrá que lidiar con las nefastas consecuencias que traería para su estrategia nacional. Como la elección todavía no está definida, hay que concretar el despliegue del sistema THAAD tan pronto como sea posible y de esta manera tratar de reducir la recia incertidumbre que depara la elección del próximo presidente de Estados Unidos y la futura trayectoria de la política de EE.UU. en Asia oriental.
Actualmente, un paso muy probable será la rápida implementación del sistema THAAD en Japón. Después de las elecciones, el Partido Liberal Democrático y el Nuevo Komeito tienen garantizada la mayoría y Abe ha tomado el control total del parlamento nipón.
China se enfrenta al desfavorable paisaje del Mar de China Oriental, el Mar del Sur de China y el estrecho de Taiwán, mientras que Corea del Sur ya ha anunciado que va a desplegar el sistema THAAD en su territorio. Las recientes pruebas de los misiles de Corea del Norte también ofrecieron a Japón una excusa perfecta para justificar el despliegue del sistema THAAD en su país. En este contexto, Japón puede explotar esta oportunidad e insertarlo a favor de su estrategia nacional, es decir, orientado a la intención de recuperar el estado de un "país normal" y convertirse en un poder político con renovada influencia global. Esto implica revisar la Constitución Pacifista, por lo tanto, exige que Japón recree una situación caótica y tensa en Asia del este con el fin de justificar sus acciones. La implementación del sistema THAAD sirve como catalizador para lograr ese objetivo.
Desde la década de 1980, gradualmente Japón ha ido reorientando sus estrategias en aras de recuperar glorias pasadas. Anhela adquirir una fuerza política que se equipare con su poder económico, con vista a lograr liderazgo mundial.
Dicha estrategia se ha afianzado, a pesar de los frecuentes cambios de gabinete. Las decisiones diplomáticas de Japón no son respuestas pasivas, son un reflejo de su estrategia fundamental.
Para “aderezar” mejor este objetivo, Japón hace hincapié en la integración con la "comunidad internacional", definida como Occidente y liderada por Estados Unidos.
Japón es hábil en la manipuación de la ley y las normas internacionales para facilitarse sus intenciones estratégicas. La diplomacia de Japón es operativamente flexible y fraudulenta, particularmente con respecto al despliegue del sistema antimisiles estadounidense THAAD en su territorio.
El autor es doctorante en el Instituto de Estudios Japoneses de la Academia China de Ciencias Sociales.