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Después de 71 años, espectro militarista persiste en Japón

Actualizado a las 16/08/2016 - 08:30
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Ya 71 años después de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el espectro militarista persiste en ese país y la región Asia-Pacífico.

En su discurso durante una ceremonia este lunes para conmemorar el referido aniversario en Tokio, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, volvió a dejar escapar la oportunidad de ofrecer una disculpa sincera por las agresiones de su país durante la guerra en Asia, y tampoco se comprometió a no regresar a la guerra.

Las declaraciones de Abe pueden ser interpretadas como una prueba más de su intención de recuperar el poder constitucional para combatir en tierras foráneas.

Sin embargo, las encuestas más recientes demuestran que casi la mitad del público general japonés se opone a cualquier plan destinado al regreso de su país a la guerra.

En una acción dirigida a manipular la opinión pública, Abe y su equipo están cultivando un sentimiento de temor entre el pueblo promoviendo la llamada "amenaza de China", provocando tensiones en el Mar Meridional de China y exagerando las disputas de las islas con Corea del Sur.

En su disputa marítima con Beijing en el Mar Oriental de China, Tokio busca fortalecer su postura militar en el área mediante el desarrollo de un nuevo misil tierra-mar como disuasión a lo que Japón llama "intromisiones chinas" en las aguas alrededor de las Islas Diaoyu.

Considerando que los islotes son parte del territorio soberano de China, la acción de Japón no sirve más que de otra excusa para la militarización de la región, y pondrá más obstáculos en el camino a futuros intentos para resolver las disputas de manera pacífica.

Al crear turbulencias en la región, Tokio intenta desempeñar el rol de inocente. Por un lado, Abe acusa a otros países de rehusarse a dialogar con él para reducir las tensiones. Por el otro, sus provocaciones continúan sobre los sensibles temas históricos, y se niega a disculparse por las atrocidades cometidas por su país en los tiempos de guerra.

Pese a saber que resulta extremadamente ofensivo para los vecinos de Japón, Abe continúa ofreciendo ofrendas rituales al santuario Yasukuni, un símbolo del militarismo de Tokio durante la guerra, en un día en que debería haberse arrepentido por los crímenes del país en el pasado.

Este lunes, dos altos políticos japoneses, Koichi Hagiuda, subsecretario jefe del Gabinete, y el ex ministro de Defensa Gen Nakatani, visitaron el santuario donde se rinde tributo a 14 criminales de guerra convictos de Clase A.

Mientras, el actual gobierno japonés aún utiliza su alianza con Washington como una autopista para lograr sus objetivos. Y para mantener un papel dominante en Asia-Pacífico, Estados Unidos usa a Japón como contrapeso del crecimiento de China y hace guiños a las acciones irresponsables de Tokio.

Pero Washington necesita saber que un Japón derechista y ultranacionalista no estará satisfecho con mantenerse de títere de EEUU en la región. El esquema de Washington podría eventualmente volverse en su contra.

Este es el momento para que los vecinos de Japón se mantengan unidos y tomen todas la medidas para garantizar que Japón se comporte según las leyes establecidas por la comunidad internacional después de la Segunda Guerra Mundial.

El pueblo japonés amante de la paz debe también permanecer alerta sobre los complots de la derecha para desafiar la paz y la estabilidad regionales.

También en su discurso del lunes, Abe dijo que Japón deseaba contribuir a la paz mundial. Bien, si Abe realmente así lo desea, entonces transmitir una disculpa sería un buen comienzo.

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