La restauración de la tumba de Jesús revela severos daños |
Fuente:agencias
Jerusalén,05/12/2016(El Pueblo en Línea)-Se mueven con sigilo durante el día. Están, pero casi no se les ve entre los andamios y las zonas que han cerrado para poder hacer su trabajo con discreción y sin obstaculizar el culto en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, uno de los lugares más santos para los cristianos. Aquí sitúa la tradición el lugar en el que Jesús fue crucificado y la cueva en la que se enterró el cuerpo. Al caer la noche, cuando se cierran las puertas y se van los peregrinos, es cuando llega su momento, encienden los focos y los expertos de la Universidad Nacional Técnica de Atenas se ponen manos a la obra. Este equipo griego, con experiencia en la Acrópolis o Santa Sofía de Estambul, lleva seis meses trabajando en la restauración del Edículo (derivado del latín aedicule o «casa pequeña»), la cámara en la que, según los Evangelios, se produjo el enterramiento y la posterior resurrección de Cristo, según ABC.
«Todo va según los plazos marcados», aseguran sin perder un segundo porque el calendario corre y tienen que terminar antes de Semana Santa, pero saben que esta obra solo es el principio de la profunda renovación que precisa el templo. Una obra de restauración y conservación, que no incluye trabajo arqueológico, y que les permitió a finales de octubre acceder a la superficie misma de la que se considera la tumba de Jesucristo tras retirar durante 60 horas la cobertura de mármol que la cubría para estudiar su interior, por primera vez en la historia moderna. Un trabajo al que solo tuvieron acceso unos 50 religiosos y la Sociedad National Geographic, que mantiene una alianza estratégica con la Universidad Técnica Nacional de Atenas.
Verles trabajar es un pequeño milagro ya que han sido necesarios 200 años para que griegos y armenios ortodoxos y católicos -los tres grupos con el control primario del sitio, aunque las comunidades copta, etíope ortodoxa y siriaca también mantienen su presencia- llegaran a un acuerdo, pusieran los 3 millones euros necesarios y firmaran un pacto muy concreto que solo afecta al Edículo. Un acuerdo in extremis debido a la amenaza de cierre por parte las autoridades de Israel, responsables de la seguridad en la Ciudad Vieja como fuerza ocupante desde 1967, porque el templete amenazaba ruina. Seis meses después del inicio de los trabajos los expertos han encontrado que el subsuelo de la iglesia está muy afectado por la humedad, pero no pueden acometer ninguna reparación hasta que se alcance un nuevo acuerdo, esta vez más complejo porque cada vez que se excava en la Ciudad Vieja entra en juego la arqueología. Fuentes próximas al proyecto consultadas aseguran que será necesario además el visto bueno de Israel, siempre pendiente de cualquier excavación en la Ciudad Santa, y de Jordania, garante de los Santos Lugares cristianos y musulmanes, un complejo pacto a cinco bandas que puede dilatar el trabajo. El precedente más cercano se remonta a 1960 cuando se logró un pacto para la reparación del tejado cuando en varias partes la lluvia empezaba a hacer estragos.