Por Zhang Zhongkai
BEIJING, 20 dic (Xinhua) -- Es hora de las predicciones sobre el próximo año, y usted escuchará más de unas pocas profecías aterradoras sobre un inminente aterrizaje duro de la economía de China, desencadenado por una crisis de deuda, el estallido de la burbuja inmobiliaria, las turbulencias financieras y otros aspectos.
Se trata de un juego fácil, y los pesimistas respecto a China han estado vendiendo temores imaginarios para su propia fama y fortuna durante mucho tiempo.
En el arranque del año, la devaluación y las salidas de capital de China elevaron las preocupaciones en el mercado acerca de una próxima crisis financiera.
Un conocido inversionista multimillonario dijo que "el aterrizaje forzoso es prácticamente inevitable", mientras que un banco comercial extranjero predijo que el crecimiento del PIB de China se reduciría al 3 por ciento este año, y un centro de estudios situó la recesión de la economía china como la principal posible crisis con un impacto mundial de gran alcance en 2016.
Todos estaban equivocados, por supuesto.
Estos escenarios negativos y catastrofistas dieron titulares pero no llegaron a aparecer. Todas las suposiciones eran falsas alarmas. La tasa de crecimiento del país este año parece que llegará a en torno al 6,7 por ciento, superando casi todas las expectativas de los analistas.
La actual depreciación del yuan debido al fortalecimiento del dólar ha dado lugar, de forma poco sorprendente, a una nueva ronda de comentarios pesimistas sobre la economía china.
Sin embargo, las posibilidades de que se produzca un caos económico son escasas. La estabilidad es un punto importante en la agenda de la labor económica de China para el año que viene, como sugirió el tono de la reciente conferencia de trabajo económico.
Desde luego, las preocupaciones del mercado acerca de una crisis económica china no son infundadas. Lastrada por excesos de deuda, un exceso de capacidad, un mercado inmobiliario con un alto apalancamiento, "empresas estatales zombis", y bancos en dificultades, China es propensa a ser retratada como la próxima víctima de una crisis.
Tales miedos son exagerados y se basan en razones obsoletas. Los escépticos con respecto a China creen que hay una buena razón y una historia relacionada para la caída de la economía china, pero es demasiado complicado hacer predicciones sobre la segunda mayor economía del mundo debido a sus condiciones políticas, sociales y financieras únicas.
Los desafíos y las crisis no son los mismos. Los pasos exitosos del país para enfriar un mercado inmobiliario sobrecalentado y mantener el yuan estable este año demuestran que el gobierno tiene los recursos administrativos y financieros para hacer frente a los desequilibrios sin un ajuste desordenado.
Si bien los desafíos de China no deben tomarse a la ligera, sigue haciendo progresos alentadores en los ajustes estructurales en la economía real, que se hacen evidentes con la aportación del consumo al crecimiento global, que es de más de dos tercios, y el rápido crecimiento en el sector servicios.
Más importante aún, una implosión en China no es buena para nadie. El crecimiento económico de China aportó más del 25 por ciento del PIB total del mundo. Una recesión económica profunda en China causará enormes temblores en una economía mundial ya inestable, con problemas en el comercio y los mercados financieros. No solo será una crisis de China, sino una crisis en todo el mundo.
Los especuladores favorecen los mercados turbulentos, pero las probabilidades de un aterrizaje económico duro chino son tan pequeñas que los escépticos sobre la economía china harían bien en repensar sus apuestas.