BEIJING, 29 nov (Xinhua) -- Che Xueqiao es la encargada del mantenimiento de seis baños públicos en el distrito de Fengtai de Beijing. Su labor es garantizar que los usuarios no tengan que lidiar con olores desagradables y otras incomodidades.
Dos de los lavabos son completamente nuevos, fueron construidos el año pasado, mientras que los otros fueron modernizados. Antes eran lo que se conoce como inodoros secos tradicionales, es decir letrinas, o más exactamente hoyos en el suelo.
"Hay visitas diarias por parte de los inspectores, por eso tengo que trabajar muy duro para mantenerlos limpios", dice Che.
El trabajo de Che, duro por naturaleza, forma parte de una ambiciosa campaña nacional conocida como la "revolución de los lavabos".
En 2015 se inició una campaña de tres años destinada a aumentar el número y la higiene de los sanitarios en los lugares turísticos. Luego fue ampliada y se agregaron los objetivos de mejorar los baños públicos en las ciudades y construir mejores inodoros particulares en las áreas rurales.
Para finales de octubre habían sido invertidos más de 20.000 millones de yuanes (3.000 millones de dólares) en la instalación o renovación de 68.000 inodoros en atractivos turísticos, cifra que excedió la meta original de 57.000.
En una instrucción emitida recientemente sobre los logros de la "revolución de los lavabos" en el sector turístico, el presidente chino, Xi Jinping, dijo que la construcción de sanitarios limpios constituye una parte importante de impulsar la civilización urbana y rural, y exigió mayores esfuerzos para modernizar los lavabos tanto urbanos como rurales.
En el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el Partido se comprometió a hacer de las áreas rurales "entornos agradables para vivir".
La "revolución" busca equipar los hogares campesinos con baños "higiénicos" de al menos dos metros cuadrados con paredes, techo, puertas y ventanas. Podrán ser inodoros de descarga tradicionales o secos con depósito subterráneo.
Desde hace mucho tiempo, los sanitarios de las zonas rurales de China han sido identificados como un problema. Algunos no son más que pequeñas chozas destartaladas rodeadas de tallos de maíz amontonados, una auténtica pesadilla para la salud pública.
Hoy en día, alrededor del 80,4 por ciento de los lavabos en los campos chinos son "higiénicos", una mejora notoria en comparación con el 71,7 por ciento de 2012.
En las áreas urbanas, la revolución se concentra en los baños públicos.
En 2013, fotos de participantes en el Maratón de Beijing miccionando en la calle se hicieron virales en Internet. La insuficiencia de sanitarios públicos en la ciudad opacó un evento que en todos los demás aspectos fue exitoso. Tres años después, las condiciones han mejorado sustancialmente.
"Ahora el vecindario tiene varios baños públicos nuevos. A veces bailamos y hacemos ejercicios por la mañana cerca de aquí, y los nuevos lavabos nos han facilitado mucho las cosas", dijo Liu Guoqiang, de 62 años, quien usa con frecuencia los sanitarios a cargo de Che Xueqiao.
El empleador de Che es Longrun New Technology, una empresa privada especializada en la disposición de desechos humanos.
La compañía tiene un contrato con las autoridades distritales para operar los lavabos públicos mediante una asociación pública-privada (PPP, en inglés).
Che, quien antes, como ama de casa, no devengaba salario, recibe ahora más de 5.000 yuanes (758 dólares) al mes.
El modelo PPP para los baños públicos ha significado una oportunidad de empleo para mucha gente como ella.
En un sondeo realizado por la Administración Nacional de Turismo de China, el 80 por ciento de los encuestados dijo que había visto cambios notables en la calidad de los inodoros del país.
Aprovechando el éxito logrado en los últimos tres años, el país planea instalar o modernizar otros 64.000 sanitarios en lugares turísticos entre 2018 y 2020.