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ANALISIS: EEUU busca independencia energética con plan para perforación cerca de costa

Actualizado a las 16/01/2018 - 08:54
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HOUSTON, 15 ene (Xinhua) -- La decisión del presidente Donald Trump de realizar la mayor expansión en décadas de la perforación en busca de crudo y gas en aguas continentales de Estados Unidos es resistida por funcionarios de los estados costeros y es recibida con una mezcla de esperanza y escepticismo entre analistas de la industria energética.

La propuesta, anunciada este mes, abrirá la mayor parte de las aguas costeras de Estados Unidos del océano Atlántico al Artico a la explotación energética. Durante varias décadas tales aguas habían recibido protección federal por cuestiones ambientales.

La administración Trump aseguró que la renovación de la perforación marítima ayudará a lograr la "independencia energética".

Pero algunos expertos dicen que es poco probable, incluso con la perforación marítima, dado el hecho de que el crudo cuesta menos de 70 dólares el barril y de que las reservas de crudo de esquisto son abundantes.

¿CLAVE PARA LA INDEPENDENCIA ENERGETICA?

El plan de Trump de perforación marítima abrirá el 90 por ciento de las reservas marítimas estadounidenses a la explotación por compañías privadas, con 47 licitaciones de perforación propuestas. De ellas, 19 serán cerca de la costa de Alaska, 12 en el Golfo de México, nueve en el Atlántico y siete en el Pacífico, pero ninguna cerca de la costa californiana.

Sean Hennigan, director de Hercules Offshore West Africa con sede en Houston que provee servicios de perforación a productores de gas y crudo, considera que la propuesta es una medida positiva para la independencia energética, "un juego de largo plazo".

Hennigan añadió que "las personas tienen más incentivos para extraer crudo y gas de las formaciones de esquisto que de la perforación en alta mar. El crudo y gas de esquisto es abundante y normalmente tiene menor costo de producción, además de reembolsar rápido, mientras que un pozo marítimo puede tardar una década o más en producir".

Por tal motivo, Hennigan considera que el efecto de la propuesta de Trump en la independencia energética de Estados Unidos será "a mediano plazo". La apertura de las costas de Trump podría tardar entre 10 o 20 años para tener efecto en la industria de gas y petróleo.

Además, Hennigan dijo que aunque la industria puede satisfacer la demanda actual con la producción de esquisto, "si cayera la producción en Medio Oriente o Sudamérica, habría dificultades en el futuro si no lo hacen ahora (emprender la perforación cerca de las costas nacionales). No sabes que lo necesitarás hasta que lo necesites y para entonces no podrás responder con la rapidez necesaria".

Por ello, Hennigan considera que "incrementar nuestro acceso a recursos nacionales" a través de la perforación en alta mar es "una red nacional para el caso de que algo salga mal a nivel internacional".

¿UN ASUNTO DE POLITICA INTERNA?

El llamado Programa Nacional de Alquiler de la Plataforma Continental Externa de Petróleo y Gas no es un plan final de perforación en alta mar.

Jon Taylor, profesor de ciencia política y director del Programa de Maestría de Administración y Políticas Públicas de la Universidad de San Thomas en Houston, la capital energética de Estados Unidos, cree que la propuesta es un más un asunto de política interna que la búsqueda de la independencia energética.

Con la disposición de reservas de esquisto y el bajo precio del petróleo, "las compañías petroleras estarán recientes a asignar masivas inversiones en la perforación cerca de las costas", dijo. Incluso si hay fuertes intereses, "el efecto de la perforación cerca de las costas nacionales y la producción petrolera no será inmediato, sino que tomará varios años".

El gobierno de Trump también afirmó que permitir la perforación marítima brindará miles de millones de dólares para financiar la conservación de las costas, terrenos públicos y parques, las mismas áreas que los ambientalistas afirman que serán las más vulnerables si llega a ocurrir un accidente petrolero.

Los grupos de la industria energética abrazaron la propuesta, pero los gobernadores demócratas de Virginia, Carolina del Norte, Delaware, Nueva York, California, Oregón y Washington se oponen a la perforación en aguas frente a sus costas, al igual que los gobernadores republicanos de Maryland, Nueva Jersey y Florida.

Varios de estos estados se benefician de industrias turísticas multimillonarias en las aguas en las zonas protegidas por motivos ecológicos.

Además, una coalición de más de 60 grupos ambientales se opone a la propuesta, la cual afirma que causa severo daño a la salud pública, el medio ambiente y la vida marítima.

El plan de perforación de Trump no es su única medida hacia una postura energética más agresiva. La administración también prometió hace poco enmendar o eliminar muchas restricciones a la perforación que fueron instituidas después del peor derrame petrolero: la explosión e incendio de la plataforma Deepwater Horizon en 2010.

El desastre ocurrido cerca de Luisiana, a 400 kilómetros al sureste de Houston, mató a 11 trabajadores de la plataforma y derramó 813 millones de litros de crudo en el Golfo de México, contaminando las costas en su camino a Florida.

Un plan más limitado para la perforación cerca de las costas de Estados Unidos fue considerado por la administración del ex presidente Barack Obama, pero fue descartado en 2016 por las preocupaciones de Virginia y Georgia, así como de la Armada de Estados Unidos, que realiza ejercicios militares en tales zonas.  

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