Nueva York, 03/06/2019 (El Pueblo en Línea) - Dos grandes estudios europeos publicados en la revista «BMJ» confirman la asociación que existe entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte. Los autores de los dos trabajos, aunque dicen que se necesita más trabajo para comprender mejor estos efectos, y que todavía no se ha establecido un vínculo directo (causal), apuestan por implementar políticas que promuevan el consumo de alimentos frescos o mínimamente procesados en lugar de alimentos altamente procesados, según ABC.
Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de ingredientes refinados (azúcar, almidones, aceites vegetales, sal) o sintetizados (grasas trans, proteína hidrolizada, aditivos), y no contienen ningún alimento entero reconocible. Si un producto tiene más de cinco ingredientes, probablemente sea ultraprocesado. Algunos ejemplos son: los refrescos azucarados, embutidos, postres lácteos azucarados, galletas, bollería industrial o los cereales para el desayuno. Se caracterizan por su baja calidad nutricional, conveniencia (están listos para consumir en cualquier momento, sin necesidad de preparación), disponibilidad (el entorno favorece su consumo) e hiper-palatabilidad (son extremadamente sabrosos). Además, desplazan el consumo de alimentos beneficiosos y se alejan de los patrones alimentarios verdaderamente saludables como la Dieta Mediterránea tradicional y en muchos países representan alrededor del 25-60% de la ingesta diaria de energía.
Estudios anteriores han relacionado estos alimentos con mayores riesgos de obesidad, presión arterial alta, colesterol alto y algunos tipos de cáncer, pero la evidencia firme aún es escasa.
El primer estudio, realizado por el CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición CIBEROBN en cerca de 20.000 voluntarios de la cohorte Seguimiento Universidad de Navarra (SUN) concluye que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados (más de cuatro porciones diarias) se asocia con un 62% de riesgo mayor para todas las causas de mortalidad. Por cada ración adicional, el riesgo aumenta un 18%.