Luego del Brexit y de la dura retórica política antiinmigración de la nueva administración de Estados Unidos, las miradas están puestas sobre Francia, donde se espera que los electores elijan a su nuevo presidente en un contexto de descontento público y de una elevada alerta terrorista.
¿Podría la victoria de Donald Trump dar un impulso al partido Frente Nacional de extrema derecha de Francia que ya ha sacudido a los partidos tradicionales?
"Lo imposible de repente se ha vuelto posible", declaró el domingo la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, ante miles de simpatizantes en Lyon, la tercera mayor ciudad de Francia, al iniciar su campaña.
"Otros países nos han mostrado el camino. Los británicos han elegido el Brexit y Estados Unidos han optado por su interés nacional.
"El despertar de esas naciones contra las oligarquías se puede volver una realidad y marcar el fin de una era", dijo Le Pen a sus seguidores.
La candidatura presidencial de Francois Fillon está sumida en el escándalo por el empleo de su esposa, y la política del centrista Emmanuel Macron no se ha puesto a prueba aún.
En medio de esto, Le Pen se muestra a sí misma como "la candidata del pueblo", y dijo que "la división ya no es entre la izquierda y la derecha, sino entre patriotas y globalistas".
No obstante, un analista de la encuestadora BVA, Erwan Lestrohan, dijo que: "Le Pen puede disfrutar de un auge en las clasificaciones, pero no puede esperar una victoria".
"La sorpresa como la que ocurrió en la elección de Estados Unidos no se espera en Francia porque los dos sistemas electorales son diferentes.
"En Estados Unidos, la elección presidencial cuenta con una sola votación, que ganó Donald Trump. En Francia, la elección presidencial tiene dos rondas. Esto permite que los electores de los candidatos no finalistas elijan a uno de los dos calificados para bloquear al otro", dijo Lestrohan a Xinhua.
Las continuas amenazas terroristas y los crecientes riesgos por la crisis de inmigración dan un impulso a Le Pen, quien abraza el proteccionismo.
Sin embargo, la abogada de 49 años de edad no cuenta con una mayoría firme y solidez suficiente para ganar una segunda vuelta presidencial, agregó el analista.
En 2002, Jean-Marie Le Pen, padre de la candidata de extrema derecha y fundador del partido Frente Nacional, avanzó a la segunda ronda después de vencer al rival socialista, Lionel Jospin, primer ministro del presidente Jacques Chirac, un hecho que provocó protestas generalizadas contra la extrema derecha.
En la segunda ronda decisiva, Le Pen no pudo ganar porque obtuvo un porcentaje pequeño de 17,79 frente al de su rival Chirac, quien logró una gran victoria de más de 80 por ciento.
Thomas Guenole, científico político y profesor del Instituto de Estudios Políticos de París, pronosticó el mismo escenario para la carrera presidencial de este año.
"El único escenario en el que Le Pen podría ganar una elección presidencial es si encara a un candidato impopular de la derecha o la izquierda en la segunda ronda, lo que es muy poco probable".
En 144 "compromisos" dados a conocer el sábado, Le Pen prometió reducir drásticamente la inmigración, enviar a su país a todos los inmigrantes ilegales y cobrar impuestos a los contratos laborales para extranjeros.
Si gana la elección, Le Pen prometió renegociar el tratado de la Unión Europea, restablecer las fronteras internas y la divisa local.
En 2012, Le Pen quedó en tercer lugar en la contienda presidencial, pero superó la primera ronda con un elevado porcentaje inesperado. Alrededor de 17,9 por ciento de la población francesa de 44,6 millones votaron a su favor.