BEIJING, 4 dic (Xinhua) -- Los restaurantes chinos experimentaron un repunte de las ganancias a través de la transformación, después de que el sector de la restauración se viera afectado por el impulso de la frugalidad y la lucha contra la corrupción, que comenzó hace cinco años.
El cuatro de diciembre de 2012, los líderes del Partido Comunista de China (PCCh) introdujeron una regla de frugalidad de ocho puntos relativa al estilo de trabajo que obligaba a los funcionarios a condensar reuniones, reducir las ceremonias y ejercitar la frugalidad.
La disposición ha ayudado mucho a reducir el número y costo de los banquetes y las actividades recreativas sufragados con recursos públicos. Sin embargo, su puesta en marcha también dejó a los restaurantes y hoteles de alta gama en dificultades operativas.
Para sobrevivir, los restaurantes tuvieron que bajar los precios de sus menús y los hoteles han ampliado negocio para atraer más bodas y reuniones de negocios.
DEGRADACIÓN O MORIR
Antes de que la regla de los ocho puntos fuese adoptada, se veía a menudo a funcionarios comiendo en restaurantes elegantes a expensas de los fondos públicos o cuando eran invitados por comerciantes.
He Baogui, secretario general de la asociación de la industria municipal de alimentos y bebidas de Beijing, indica que el consumo de alta calidad, de entre 800 a 1.000 yuanes por persona por comida, se vio muy afectado por esta regla, especialmente durante 2014.
Según un gerente del Grupo de Turismo de Beijing, la empresa matriz de Beijing Hotel, los ingresos por ventas de la instalación cayeron de 350 millones de yuanes (53 millones de dólares) en 2012 a 270 millones de yuanes en 2014, con un 20 a 30 por ciento de reducción anual.
"Hasta 2014 muchos pensaron que la regla de los ocho puntos era solo una acción temporal, luego se dieron cuenta de que la transformación era una necesidad", explica.
Liu Guopeng, subdirector general del restaurante de pato asado más famoso de Beijing, Quanjude, señala que condensaron su menú dos veces en 2015 y 2016, eliminando los platos caros, como la aleta de tiburón y el abulón. Se agregaron platos personalizados en varios puntos de venta para satisfacer los gustos locales de todo el país.
Xiang'eqing, un restaurante de cadena de alta gama con cocina de Hunan y Hubei, cerró tres cuartas partes de sus más de 30 locales en todo el país. Solo uno permanece abierto en Beijing.
"Hemos dejado de servir platos de mariscos caros y bajamos los precios de otros", resalta un gerente de apellido He en la sucursal de Xiang'eqing en la calle de Gulouwai, Beijing.
En el menú, se pueden ver muchas opciones con etiquetas que muestran precios nuevos, con un promedio de 30 a 40 yuanes por plato. El costo mínimo previamente requerido para reservar una habitación privada también se ha eliminado.
Los grandes hoteles ahora tienen como objetivo las bodas y las reuniones de negocios, y amplían el alcance de su negocio para poner a disposición de sus clientes un complejo integral que combine edificios de oficinas, apartamentos, salas de reuniones y tiendas.
"El alquiler de edificios de oficinas y tiendas puede ayudar a compensar el impacto de la reducción de los ingresos de hoteles y restaurantes", asevera Wang Zhong, director general de Grand Hotel Beijing.
Las cifras muestran que la restauración china aumentó un 7,8 por ciento interanual, hasta casi 3,6 billones de yuanes en 2016.
Hong Tao, profesor de economía en la Universidad de Tecnología y Negocios de Beijing, apunta que en los últimos cinco años la regla de los ocho puntos no solo ha ahorrado fondos públicos, sino que también obligó a restaurantes y hoteles a volver a una estructura operativa más racional.
"En lo relativo al aumento de ingresos y el potencial de consumo, el sector de alimentos y bebidas se volverá más saludable y más sostenible solo si las empresas son innovadoras a la hora de operar para satisfacer la demanda pública", concluye.