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Raúl Castro, el histórico dirigente que revolucionó Cuba

Actualizado a las 20/04/2018 - 09:42
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Por Noemí Galbán

La Habana, 19 abr (Xinhua) -- Raúl Castro culmina hoy su segundo mandato como presidente de Cuba y se despide del cargo con la "satisfacción" de haber emprendido reformas económicas para hacer más eficiente el modelo cubano, mientras deja garantizado el relevo generacional que continuará la senda socialista iniciada en 1959.

La fecha guarda un gran simbolismo para los cubanos, pues se enmarca en el 57 aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos, Playa Girón (225 kilómetros al sureste de La Habana) cuando en poco menos de 72 horas quedó derrotada una invasión militar financiada por Estados Unidos, cuyo propósito era aniquilar la naciente Revolución cubana.

"Hemos recorrido un largo camino, largo, largo. Y difícil. Pero lo hemos recorrido honrosamente, conjuntamente con todo nuestro pueblo, para que nuestros niños, los de ahora y los del futuro, sean felices", reflexionó recientemente Castro.

Palabras que definen el accionar austero, sencillo, pragmático y resuelto de uno de los principales líderes de la nación, que con 86 años de edad aún mantiene la lucidez y el ímpetu por hacer de Cuba un país más "próspero" y "sostenible".

Esa ha sido su máxima desde que el 31 de julio de 2006 ocupó de manera temporal la Presidencia de Cuba, según las disposiciones contempladas por la Constitución, debido a una compleja situación de salud que presentó su hermano Fidel Castro.

Posteriormente, el 24 de febrero de 2008 fue electo presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y emprendió una nueva etapa de ajustes en la política interna y externa del país.

Las mismas estuvieron encaminadas a impulsar y diversificar las fuentes de ingresos de la economía local y elevar la calidad de vida de la población, sin renunciar a las "conquistas sociales" alcanzadas en los últimos 50 años.

En abril de 2011 fue seleccionado primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el VI Congreso de esa organización.

Allí, además, fueron aprobados los Lineamientos de la Política Económica y Social del Estado y el Gobierno, documento rector que estableció las bases de las reformas a implementar para la actualización del modelo socialista cubano.

Estas "transformaciones estructurales" incluyeron la reducción gradual de empleos públicos, el aumento del trabajo privado (por cuenta propia), la flexibilización de la política migratoria, además de la autorización para la compra y venta de viviendas y vehículos a personas naturales.

También destacaron la entrega de tierras en usufructo a los ciudadanos que así lo solicitaron con vistas a estimular la tímida producción agrícola del país, pues según datos oficiales Cuba importa alrededor del 80 por ciento de los alimentos que consume.

Al mismo tiempo quedaron decretadas las normas jurídicas correspondientes para constituir cooperativas en sectores no agropecuarios, así como nuevas leyes del sistema tributario y de la inversión extranjera.

En abril de 2016 se realizó el VII Congreso del PCC, ocasión donde Castro fue reelecto primer secretario de la organización política, responsabilidad que desempeñará hasta 2021.

El cónclave fue escenario para analizar los avances respecto a la implementación de los Lineamientos y se trazaron nuevos objetivos en pos del desarrollo paulatino del proceso de actualización, a partir del reordenamiento interno de la política monetaria, de precios y las finanzas del país.

En este sentido, Raúl Castro puntualizó que las reformas bajo ningún concepto contemplarán la aplicación en Cuba de "fórmulas neoliberales" y "terapias de choque" en detrimento de los más humildes.

Motivo por el cual el proceso resulta más complejo y los adelantos han ocurrido de una manera más pausada a la prevista, así lo reconoció el propio dirigente en el V Pleno del Comité Central del PCC celebrado en marzo último.

A modo de despedida, Castro recordó que "ante los nuevos retos debe prevalecer el espíritu de resistencia y combatividad que ha caracterizado a nuestro pueblo, sin un atisbo de pesimismo y con total confianza en el futuro".

Combatiente rebelde de la Sierra Maestra, titular desde el triunfo de la Revolución del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), segundo secretario del PCC desde su fundación en 1965, Raúl Castro es un "digno seguidor" de los ideales humanistas de su hermano Fidel.

De ahí que su postura defensora de la libre autodeterminación de los pueblos, el respeto al Derecho Internacional y la lucha por la integración latinoamericana y la cooperación Sur-Sur, sea consecuente no sólo con su accionar en materia de política exterior, sino una continuidad de la línea fijada por el desaparecido líder cubano.

En su último viaje internacional el 5 de marzo a Venezuela, Raúl participó en la XV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en ocasión del quinto aniversario de la muerte del dirigente venezolano Hugo Chávez.

Allí pronunció un discurso en defensa de Venezuela y en pos de la unidad regional, a su juicio, único baluarte que permitirá a América Latina y el Caribe salir airosos frente a las renovadas "amenazas" de Estados Unidos y la abierta resolución de su actual mandatario Donald Trump de aplicar la Doctrina Monroe.

No obstante, el hecho que más sorprendió a la comunidad internacional bajo la presidencia de Raúl Castro fue el anuncio realizado el 17 de diciembre de 2014.

Ese día mediante una alocución pública, Castro informó al mundo que, fruto de conversaciones bilaterales realizadas en secreto durante más de un año, se había logrado un acuerdo entre Cuba y Estados Unidos para restablecer las relaciones diplomáticas e iniciar el proceso de normalización de los vínculos entre ambos países.

La noticia tuvo su punto culminante con la visita a La Habana en marzo de 2016 del entonces presidente norteamericano, Barack Obama, la primera de un mandatario de esa nación a la isla en casi un siglo.

A partir de entonces ambos gobiernos adoptaron medidas para agilizar ese acercamiento, como la flexibilización de algunos aspectos por parte de Washington de las sanciones contra Cuba contempladas por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde 1961.

No obstante, la llegada en enero de 2017 de Trump a la Casa Blanca marcó un retroceso de las promisorias relaciones, consecuencia de supuestos "ataques acústicos" que afectaron la salud de diplomáticos norteamericanos en La Habana.

Aún hoy las evidencias que respaldan esta acusación no han sido presentadas e incluso instituciones estadounidenses como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) cuestionan la validez de dicho cargo.

Se pone en tela de juicio, sin pruebas concluyentes, el rol de Cuba como garante de la seguridad de los diplomáticos según establece la Convención de Viena.

De acuerdo con Castro, se trata de la "fabricación artificial de pretextos que justifiquen el regreso a políticas fracasadas y universalmente rechazadas", por parte de Trump.

A pesar de ello, "Cuba tiene la voluntad de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con Estados Unidos, sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país", reiteró Castro en diciembre del pasado año.

Durante su intervención en la clausura de la sesión plenaria de la Asamblea Nacional, Raúl apuntó también que "la Revolución Cubana ha resistido los embates de 11 administraciones de Estados Unidos de distinto signo y aquí estamos y estaremos, libres, soberanos e independientes".  

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