BEIJING, 23 oct (Xinhua) -- Las recientes acusaciones de Washington sobre la presunta injerencia de China en los asuntos internos de Estados Unidos es absolutamente absurda y busca distraer la atención pública de los problemas domésticos del país norteamericano.
En esta oportunidad Washington alega que China se ha dirigido a ciertos votantes de las elecciones estadounidenses de noviembre a través de medidas comerciales.
Esto es absurdo porque, como es sabido por todos, las medidas comerciales chinas contra EEUU no son más que una respuesta legítima a la ofensiva comercial de Washington contra Beijing. China se ha visto obligada a defenderse, lo cual no tiene nada que ver con los votantes o las elecciones estadounidenses.
Con las tarifas adicionales impuestas por Washington sobre más y más productos chinos, muchas industrias y zonas de EEUU han sido afectados y las familias y consumidores norteamericanos están pagando un precio muy alto por las acciones de su gobierno.
Estas consecuencias son un producto exclusivo de Washington. La supuesta "injerencia en asuntos internos" de China no es convincente cuando se observan los hechos.
La difamatoria campaña de EEUU contra China no puede ocultar el intento de Washington de quitar el foco sobre los asuntos domésticos durante la temporada electoral, tampoco logrará chantajear a China. Y más, nunca disuadirá a China de buscar beneficios mutuos en la cooperación con el resto del mundo.
Viendo en perspectiva los hechos, China ha elegido un camino pacífico para el desarrollo y ha acogido el principio de la no intervención en los asuntos internos de otro país, lo cual ha sido ampliamente reconocido por la comunidad internacional.
Además, China está comprometida con la cooperación amistosa con otros países y en la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad. La iniciativa china de la Franja y la Ruta ha atraído socios a lo largo del mundo para construir un gran momento de paz y desarrollo.
En contraste, Estados Unidos ha interferido en los asuntos internos de China en lo concerniente a Taiwan, Tibet y el mar Meridional de China. También es muy claro cuál país se inmiscuye en los asuntos internos de otros países a través de invasiones militares, sanciones económicas, infiltración cultural o manipulaciones electorales.
Durante los cuarenta años de este épico proceso de reforma y apertura, China ahora tiene un amplio mercado y un sistema industrial completo en un momento de innovación y resiliencia económica.
Tanto China como EEUU se beneficiarán de la cooperación y sufrirán con el conflicto. Hacer una guerra comercial contra China no ayuda a Estados Unidos a resolver los problemas que subyacen en su economía y detener el desarrollo de China no ayudará a hacer a América grande de nuevo.
En el mundo de hoy existe una tendencia irresistible para buscar la paz y el desarrollo a través de la cooperación y el concepto de ganar-ganar. Unilateralismo, proteccionismo y antiglobalización van contra la marea de estos tiempos y no conducen a ningún lugar.
Entonces Washington debería detener su retórica inapropiada y su comportamiento provocador y unirse a China para traer de vuelta las relaciones bilaterales al camino correcto y ayudar a promover la paz y el desarrollo en el mundo.