BRASILIA, 23 oct (Xinhua) -- La recta final de la campaña para la segunda vuelta electoral en Brasil muestra una ventaja consolidada a favor del candidato presidencial Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), ante Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
A días de la votación prevista para el próximo domingo 28, Bolsonaro supera a su adversario por una diferencia de entre 14 y 20 por ciento de las intenciones de voto, de acuerdo con las últimas encuestas.
Bolsonaro, ex capitán del Ejército, tendría entre un 57 y 60 por ciento de los votos válidos, mientras que Haddad alcanzaría entre un 40 y 43 por ciento.
Los números amplían la ventaja obtenida en la primera vuelta del 7 de octubre, cuando el candidato del PSL obtuvo un 46 por ciento de los votos válidos ante un 29,2 por ciento del petista.
Además del favoritismo de Bolsonaro en los sondeos, nunca en elecciones anteriores brasileñas para la presidencia un candidato que haya estado en el segundo lugar en la primera vuelta pudo revertir ese resultado.
Cerca del 75 por ciento de la población ve a Bolsonaro como ganador el próximo domingo, lo que de confirmarse representará la primera derrota del PT en una elección presidencial desde 1998.
Haddad inició su campaña para la segunda vuelta con la expectativa de recoger apoyos entre los candidatos y partidos que fueron relegados en el primer turno.
Con el agravamiento de la polarización y un aumento de la tensión, con episodios inclusive de violencia política, el candidato petista calificó la elección como una disputa entre democracia y autoritarismo.
El tercero colocado, Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), tomó posición contra Bolsonaro y expresó un "apoyo crítico" a Haddad, aunque enseguida viajó al exterior, evitando toda participación en la campaña.
Ante los indicios de que se mantenía la amplia ventaja alcanzada por su rival, Haddad buscó tomar distancia de la figura del ex presidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010), preso por corrupción, y asumir autocríticas a los errores del pasado del PT, en un intento de seducir al "centro" político.
La estrategia tuvo pocas consecuencias concretas, como un tímido apoyo de la ex candidata presidencial y ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, de la Red Sustentabilidad, quien apenas el lunes formalizó una declaración de voto a favor de Haddad.
La mayor aspiración del petista era conseguir la adhesión formal del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), líder histórico del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien en varias ocasiones manifestó su preocupación con las posiciones de Bolsonaro, pero se negó a respaldar al candidato del PT.
La ventaja de Bolsonaro se mantuvo a pesar de las denuncias surgidas la semana pasada sobre un supuesto esquema de financiamiento ilegal de campaña, por el cual empresarios afines habrían pagado contratos millonarios para diseminar noticias falsas "fake news" a través de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) abrió una investigación para determinar si hubo ilícitos, pero subrayó que las instituciones están funcionando y confió en que la votación del domingo transcurra con normalidad.
Otro desafío fue la divulgación de un video en el cual el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del candidato, sugirió que para cerrar la Corte Suprema sólo haría falta "un cabo y un soldado", con fuertes repercusiones negativas.
La declaración provocó una fuerte reacción entre los jueces de la Corte, que la calificaron de "golpista" e "irresponsable", ante lo cual el propio Bolsonaro pidió disculpas en nombre de su hijo y se vio obligado a expresar su respeto por el máximo tribunal.
También dieron lugar a severas críticas las afirmaciones del candidato en un discurso grabado para sus seguidores, difundido en un mitin en su apoyo en Sao Paulo el domingo, cuando dijo que sus adversarios "rojos" deberán irse del país o a prisión, incluyendo el propio Haddad.
A pesar del impacto negativo, esos episodios no han tenido hasta el momento un reflejo significativo en las encuestas.
El amplio margen del candidato del PSL lo llevó incluso a rechazar cualquier participación en los tradicionales debates televisivos, lo que le rindió duros ataques por parte de Haddad, quien lo acusó de esquivar la confrontación de ideas y programas.
Bolsonaro admitió que su negativa a debatir se trataba de una cuestión de "estrategia", semejante a la decisión de restringir las apariciones públicas de su candidato a vicepresidente, el general Hamilton Mourao, y su asesor económico, Paulo Guedes.
A menos que surja un hecho nuevo que pueda tener un impacto profundo en el ánimo de los electores, las tendencias apuntan a una victoria de la derecha en la elección brasileña del próximo domingo.