RÍO DE JANEIRO, 30 mar (Xinhua) -- La crisis económica que sufrió Brasil en los últimos años impactó en la mayoría de las familias del país y provocó un aumento considerable de la entrada de las mujeres en el mercado de trabajo, debido a la necesidad de aumentar la renda familiar.
Según datos del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), entre el tercer trimestre de 2014 y el mismo período de 2018, cerca de cuatro millones de mujeres brasileñas se incorporaron al mercado de trabajo, lo que representa un crecimiento del 9,2 por ciento. No obstante, la mayoría de quienes encontraron empleo está en estado de informalidad.
Gracias a este incremento, las mujeres hoy en día representan el 44,6 por ciento del mercado de trabajo en Brasil. En 2014, cuando empezaron a sentirse los primeros efectos de la crisis económica, conformaban el 43,4 por ciento. Si bien los hombres siguen siendo mayoría, pasaron del 56,7 por ciento al 55,4 por ciento en estos cuatro últimos años.
"Durante la crisis, mujeres y hombres sufrieron los efectos del desempleo. Pero mientras las mujeres se han mostrado más persistentes en la búsqueda de trabajo, los hombres han ido para la inactividad", explicó a Xinhua la economista de la consultora iDados, Thaisa Barcelos.
Barcelos destacó que la mayor resiliencia femenina en este período se explica por dos motivos: la mayorel acceso a la escolaridad femenina (especialmente en educación superior) y los movimientos por la igualdad de género, que se acentuaron durante la recesión.
"Si miramos un grupo de mujeres desempleadas, veremos que la mayoría tiene una perspectiva positiva. Si buscan trabajo, es porque se sienten capaces de conquistar un puesto de trabajo. Un ejemplo de lo que pasa en Brasil está en la República de Corea, donde pese a ser un país conservador, en el que después de tener hijos las mujeres quedan más tiempo fuera del mercado laboral, en las crisis económicas regresan más rápidamente al mercado laboral por su alto nivel de instrucción, lo que les trae confianza de éxito", resaltó Barcelos.
Según los datos del gobierno, actualmente el 52,5 por ciento de las mujeres brasileñas mayores a 14 años están incorporadas en el mercado laboral. Mientras que en 2014 representaban el 50,4 por ciento.
Por otra parte, si bien las mujeres son minoría como fuerza de trabajo a nivel nacional, aún siguen siendo mayoría entre los desempleados, con un 51,1 por ciento que representa las dificultades que todavía encuentran las mujeres para incorporarse formalemente al mercado laboral.
"Muchas mujeres encontraron trabajos informales, en ocupaciones con poca presencia masculina. Las mujeres que ganaron un empleo durante la crisis económica no ganaron los puestos que los hombres perdieron. Están creando sus propios empleos, haciendo artesanías, comidas, ropas", comentó la profesora de Estudios de Género y Economía de la Universidad Federal Fluminense (UFF) Lucilende Morandi.
Morandi comenta que desde hace ocho años las mujeres brasileñas lideran la apertura de nuevos negocios, en áreas como alimentación, comercio y belleza, y pese a que los hombres todavía son mayoría entre los emprendedores, la diferencia poco a poco disminuye.
"Las mujeres se sienten más fuertes. Nuestra sociedad todavía es muy patriarcal, pero la criticamos cada vez más. La mayor presencia femenina en el mercado laboral refleja no solamente una necesidad familiar, también la independencia femenina", comentó la letrada.
La gran incógnita es saber si esta mayor presencia femenina en el mercado laboral brasileño se mantendrá o disminuirá una vez que la economía mejore y los hombres vuelvan a tener buenos empleos con altos salarios, lo que podría generar que muchas mujeres vuelvan a dedicarse a tareas domésticas.
Según Barcelos, "al menos un grupo de mujeres seguirá en el mercado laboral, porque además de cambios sociales, representa la conquista de la igualdad en relación a los hombres. La independencia financiera es muy buena, y las mujeres deben perseguirla a cualquier coste. Con o sin recesión. Es un camino sin vuelta para ellas", finalizó la economista.