Con sus continuas afirmaciones sobre la necesidad de desplegar el Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés) en territorio surcoreano, Seúl se ha subido al carro de Washington.
La República de Corea se ha convertido en la avanzada del sistema de defensa de misiles de Estados Unidos. Parece que la República de Corea ha sido peligrosamente coaccionada por Estados Unidos, como han dejado bien claro los medios de comunicación surcoreanos.
Según un análisis publicado por el periódico The Hankyoreh, el despliegue del THAAD en la Península Coreana forma parte de la estrategia de reequilibrio de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico. El artículo señalaba, sin embargo, que el THAAD perjudicará el entorno de seguridad en la península porque romperá el equilibrio militar de la región.
Que Estados Unidos introduzca una cuña como el THAAD en el noreste asiático no aporta nada al desarme nuclear de la Península Coreana y creará nuevas contradicciones que llevarán a un mayor deterioro de la situación.
Esta acción conllevará una serie de riesgos políticos, económicos, de seguridad, ambientales y sociales para la República de Corea. Si estallase el conflicto, la República de Corea sería la primera afectada, pues el país podría cambiar radicalmente y el pueblo pagaría el precio. ¿Puede el gobierno surcoreano permitirse esto?
Está claro que la protección efectiva de la República de Corea no está en el THAAD ni en el lejano Estados Unidos. El talismán del país es su comprensión de la situación internacional y su lucidez sobre la realidad.
Por todos es sabido que la paz y la estabilidad en la Península Coreana es un proceso sistemático lleno de dificultades. Sin embargo, añadir leña al fuego es imprudente e irresponsable. La República de Corea debe recordar el insustituible papel que China desempeñó cuando la Península Coreana estuvo en crisis, así como los esfuerzos de China por reanudar las conversaciones a seis bandas.
Las relaciones entre China y la República de Corea han experimentado un rápido desarrollo en los últimos años, con frecuentes intercambios de alto nivel y una profundización de la asociación estratégica entre ambos países.
China ha sido el mayor socio comercial, el mayor destino y la mayor fuente de importaciones de la República de Corea. El Tratado de Libre Comercio ha mostrado progresos, y los intercambios civiles amistosos han traído beneficios tangibles para los dos pueblos. A pesar de todos los logros, las relaciones bilaterales deben cuidarse por ambas partes.
Desde Afganistán e Irak hasta Libia, Estados Unidos siempre ha utilizado "agentes" para consolidar su hegemonía y trastornar una región antes de abandonarla.
La República de Corea debe considerar estos hechos y dejar de jugar con fuego a fin de evitar ser víctimas de su propias actuaciones perversas, y dejar de ejercer como chico de los recados de Estados Unidos. Sus responsables políticos deben mantenerse serenos y tomar en consideración los intereses a largo plazo de la República de Corea y el bienestar de su pueblo.