Hu Shigen, líder de una iglesia ilegal, fue condenado hoy miércoles a siete años y medio de prisión después de haber sido declarado culpable de subvertir el poder del Estado.
A Hu se le han retirado asimismo sus derechos políticos por un plazo de cinco años, de acuerdo con el Tribunal Popular Intermedio Nº. 2 de Tianjin.
Hu, de 61 años, se declaró culpable y decidió no apelar.
Hu había estado previamente en prisión, cumpliendo 14 años de una condena de 20 años desde 1994 a 2008 por incitar, organizar y liderar actividades "contrarrevolucionarias".
Desde 2009, Hu ha usado organizaciones religiosas ilegales para atraer abogados ilegales y peticionarios pagados para esparcir pensamientos e ideas subversivos, además Hu organizó para Gou Hongguo, otro sospechoso, una formación en el exterior anti-China, apuntó la corte en un comunicado. Hu conspiro y tramó para subvertir el poder del Estado con otros, incluyendo Zhou Shifeng, Li Heping y Zhai Yanmin y estableció una "ideología, método y pasos sistemáticos", para alcanzarlo.
Hu también alentó a Zhai Yanmin a organizar a peticionarios profesionales con el fin de que se reunieran en sitios públicos y "causar el caos", atacando al sistema judicial del país e influyendo en la opinión pública para encender el odio hacia al gobierno, añadió el texto.
El martes se le concedió a Zhai la suspensión de la sentencia en un juicio separado.
"Reconozco la severidad de mis crímenes, y el enorme daño que he traído al país, a la sociedad, a mi familia y a mí mismo", explicó Hu en su declaración final.
Hu destacó que ha "estado influido durante mucho tiempo por el liberalismo burgués", y después de haber sido liberado de la prisión "se hundió más y más en el fango criminal anti-Partido y grupos antigubernamentales".
Hu agradeció al gobierno que cuidase de él mientras que estaba enfermo y en el hospital.
"Quiero agradecer a la policía, fiscales, jueces y personal médico por su ayuda y educación, que ha sido más memorable que nunca......Estoy resuelto a no participar en ninguna actividad contra el Partido y el gobierno en el futuro, y ser un ciudadano que cumple la ley", apuntó.
Hu es natural de la ciudad de Nanchang, capital de la provincia oriental china de Jiangxi. Fue profesor en una universidad de Beijing antes de dedicarse a sus actividades de subversión.
Para su defensa, Hu contrató a dos abogados. El juicio fue precedido de una vista preliminar donde se escucharon las opiniones de la fiscalía y la defensa.
Durante el juicio, el tribunal investigó las alegaciones. Los fiscales presentaron pruebas y testimonios de testigos, a los que la defensa no objetó.
En mayo de 2015, el oficial de policía Li Lebin disparó y mató a Xu Chunhe en la estación ferroviaria del distrito de Qing'an en respuesta a los ataques de Li, que se produjeron a pesar de múltiples advertencias. Las investigaciones subsiguientes confirmaron que Li había actuado conforme a la ley.
Sin embargo, Hu envió a Zhai a organizar protestas ilegales en la estación ferroviaria y frente a los edificios del gobierno del distrito, lo que influyó en las opiniones vertidas en internet y presentó tergiversadamente el incidente como un caso de brutalidad policial.
"Solo quería calumniar a los órganos judiciales, la policía y el gobierno", confesó Hu, quien añadió que todo su actuación iba encaminada a promover su teoría de la "transición pacífica", que había defendido en múltiples ocasiones ante abogados y peticionarios.
También propuso la idea de los "tres factores" (mayor poder ciudadano, división interna dentro del bloque gobernante e interferencia de la sociedad internacional) así como los "cinco planes" para la "transición pacífica".
"Inculqué estos conceptos en otras personas para lograr el objeto de una 'revolución de color", afirmó.
Hu también mantuvo contactos con fuerzas extranjeras antichinas. Entre marzo y abril de 2014, envió al extranjero a su "sucesor", Gou Hongguo, para recibir formación contra China, que incluía idelogía separatista y métodos de subvertir el poder estatal.
Las pruebas muestran que Gou informó del contenido de esta actividad a Hu tras regresar a Beijing y le proporcionó documentos sobre la misma.
"Algunos separatistas que buscan 'la independencia de Xinjiang y el Tíbet' también participaron en este 'campamento de líderes' para estudiar teorías y habilidades antichinas con el fin de confrontar al gobierno chino y las agencias policiales" confesó Hu.
Los fiscales aseguraron que Hu quería contactar con varias fuerzas antichinas, aprender a confrontar al gobierno y cultivar agentes.
El tribunal impuso una sentencia leve a Hu por su confesión y arrepentimiento, de acuerdo con el comunicado.
Un total de 48 personas, incluidos 20 periodistas de China y el extranjero, presenciaron el juicio.