Por César Mariño García
BOGOTA, 27 dic (Xinhua) -- En las espesas selvas del departamento colombiano de Chocó (oeste), uno de los frentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa del país andino que desde el pasado 2 de febrero negocia la paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, considera desalentadora la implementación de los acuerdos de paz con las FARC.
Surgida en 1964, por el tiempo en que también nació la ahora extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la del ELN ha sido la segunda insurgencia con mayor número de acciones militares e injerencia en las regiones colombianas.
Con un aproximado de 2.500 combatientes, según cifras del gobierno nacional, y ocho frentes de guerra, esta guerrilla continúa en pie de lucha reivindicando su accionar con la premisa de resolver la iniquidad social en Colombia.
Su comparación con las FARC es inevitable, tanto por haber surgido en la misma década como por su proclama de lucha en favor de los sectores más vulnerables de la sociedad. Además de compartir un proceso de paz con el gobierno de Santos, cuyos diálogos de La Habana, en Cuba, supusieron el final de la guerrilla de las FARC en Colombia.
Desde el pasado 1 de octubre ambas partes reunidas en Quito, capital de Ecuador, declararon el cese bilateral del fuego, paso que supone un avance en las negociaciones al detener las confrontaciones con el Ejército colombiano y de esa forma salvar vidas humanas, así como impedir acciones en contra de la población civil y la infraestructura.
Corresponsales de Xinhua visitaron el campamento del Frente Occidental Omar Gómez del ELN para conocer de cerca la cotidianidad de este grupo insurgente que se acerca con pasos dubitativos a la consolidación de un proceso que procure su desmovilización definitiva.
En medio de la selva, en la que habitan comunidades indígenas y afrodescendientes, el comandante Uriel, responsable de ese frente guerrillero, accedió a responder las preguntas acerca del porqué de la existencia de una insurgencia con 53 años de accionar militar.
"En la historia del ELN, la participación activa de Camilo Torres, después de Manuel Pérez, de tantos curas, el haber seguido los ideales guevaristas, tener como referencia a Ernesto 'El Ché' Guevara, haber sido formado su primer embrión en Cuba, bebimos también de esa experiencia, que nos hace tener acumulados (experiencias) diferentes a los de las FARC", dijo Uriel al respecto de las diferencias con la hoy extinta guerrilla.
Tras casi un año de contactos en Quito, el pesimismo frente a las conversaciones de paz ha venido ganando terreno entre los integrantes de esta guerrilla. Pesimismo fundamentado en los inconvenientes que ha tenido la implementación del acuerdo de paz firmado con las FARC, acuerdo que según los combatientes del ELN se configura más como una entrega de este grupo subversivo al establecimiento que como una negociación equilibrada.
"La implementación deja muchísimo que desear, consideramos que es una falta de seriedad, una falta de respeto y es como si en ese negocio que hicieron las FARC pagan de contado y el establecimiento empieza a pagar gota a gota, pero después dice: no estoy interesado en pagar y empieza a acomodar todo a sus intereses", señaló Uriel.
El jefe rebelde recuerda así algunos aspectos como los retrasos en la liberación de insurgentes de las FARC presos en las cárceles y a los obstáculos para la aprobación de leyes que benefician a las víctimas del conflicto armado, como se había acordado en las negociaciones de paz con las FARC.
"Entonces vemos que hay una falta de seguridad jurídica por parte del Estado muy grande. Incluso sin haber cambio de gobierno, todo se cambió. Para cualquiera que pretenda llegar a cualquier acuerdo con el Estado colombiano es muy desalentador", agregó.
Entre tanto, los combatientes llevan a cabo rutinas de entrenamiento con miras a fortalecer su accionar militar y conservar la unidad en las escuadras que patrullan las selvas y los parajes donde comúnmente suceden los enfrentamientos, tanto con el ejército regular colombiano como con otros grupos armados que se disputan el poder territorial.
Históricamente, este grupo guerrillero ha financiado su existencia con las que denominan retenciones económicas, nombre utilizado para designar a lo que el poder oficial califica como secuestros extorsivos.
Sobre el cese bilateral al fuego, cuyo plazo culmina el próximo 9 de enero, Uriel asegura que ha sido una tregua sin una adecuada veeduría, toda vez que en sus territorios han hecho presencia patrullas del Ejército colombiano impidiendo la movilidad de los combatientes y causando zozobra entre las comunidades.
"Consideramos que falta equidad, falta el mismo rasero para medir las acciones de parte y parte y ahora se pronunció la organización e invitamos a la ONU incluso para que evaluemos el cese, para que evaluemos cómo se está cumpliendo la veeduría, cómo avanza la mesa, cuáles son sus alcances, cuáles han sido sus logros y sobre esa base miraríamos cuál va a ser el futuro. Pero tenemos serios interrogantes, tenemos fuertes sinsabores", sostuvo el comandante guerrillero.
Con respecto a los medios de subsistencia de los guerrilleros, Uriel indicó que otro modo de financiamiento, además de las retenciones económicas, es el cobro de impuestos a los campesinos que producen coca y fue enfático al afirmar que solamente en este eslabón de la cadena del narcotráfico tiene el ELN alguna participación, ordenada desde el Comando Central de la organización insurgente.
Sobre este aspecto, la posición de esta insurgencia señala la legalización del cultivo de hoja de coca como la salida más viable al permanente derramamiento de sangre como consecuencia de los enfrentamientos entre grupos armados que se disputan tanto el control de los cultivos como las rutas de la hoja procesada, convertida en estupefaciente.
Entre el acondicionamiento militar y el fortalecimiento de la doctrina ideológica de sus integrantes, el ELN continúa preparándose para el próximo 9 de enero en caso de que en la mesa de Quito no se logre una prórroga del cese bilateral del fuego, que a todas luces es conveniente tanto para el proceso de paz como para el bienestar del país.
Recientemente, la comandancia de las fuerzas militares en Colombia aseguró que de no prolongarse el cese al fuego el próximo 9 de enero, el ELN será el objetivo principal de su persecución y prioridad de su accionar militar.
En Quito el equipo negociador del gobierno ha tenido varios cambios en su conformación. El anterior jefe negociador Juan Camilo Restrepo fue reemplazado por el ex vicepresidente colombiano Gustavo Bell, cambio que fue calificado como positivo por el equipo negociador del ELN.